Les preocupa que además de no poder trabajar los fines de semana, como antes, y en horarios nocturnos, donde es el fuerte de su facturación mensual, tienen que igual costear gastos administrativos y operativos como las planillas completas de servicios básicos, aportes al IESS, impuestos, adicional a la nómina fija de su personal, a proveedores y a las deudas adquiridas para mantener los negocios como los restaurantes y locales de comida. Esto sin contar con las medidas de bioseguridad y de protección que han implementado, así como los costos de seguros de salud o pagos de consultas privadas y pruebas PCR para detectar o descartar el COVID-19 en sus trabajadores y que estos no deambulen o esperen en el sistema público, exponiéndose a contagios, por un servicio que a veces ni les llega, aseguran.

Unos dueños ya no tienen ahorros y le deben también a la banca, pues en sus intentos por salvar los negocios se han endeudado o han refinanciado créditos. Adicional, no todos cuentan con el servicio de entrega de comida a domicilio. Y este último, más conocido como el delivery, no representa el grueso de su facturación, para muchos no pasa aún del 10%, aseguran.

Incertidumbre prima en negocios y sectores productivos tras nuevos confinamientos y medidas que ‘golpean’ una vez más sus economías; gremios piden soluciones reales

Y la angustia no solo la tienen los propietarios de locales de comida o restaurantes, la viven también a diarios sus empleados o trabajadores.

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Francesca Ferrero, doctora de profesión y dueña de una marca (o restaurante), es la presidenta de la Asociación de Restaurantes del Guayas.

Francesca Ferrero, presidenta de la Asociación de Restaurantes del Guayas. Cuenta que su sector está en una posición económica difícil. Y que esperan que estas nuevas medidas tengan "un alivio real" al problema sanitario que se vive por la pandemia. Foto: Archivo

“La Asociación de Restaurantes, al igual que todo el sector productivo, ha venido desde el 2019 con un impacto muy serio en la economía por los eventos de octubre (paro nacional) y hemos ido, mes a mes, tratando de alguna manera de adaptar el sector a la nueva normalidad o a las medidas, pero básicamente ha sido muy duro para algunos que han tenido que cerrar; por mencionar, el sector del turismo ha perdido 70.000 plazas formales de empleo, en el sector de alimentos y bebidas a nivel nacional se han cerrado más de 2.700 establecimientos y las pérdidas son conocidas e innumerables…

Nosotros como sector no hemos tenido ningún tipo de ayuda más que la ayuda que hemos hecho de autogestión, es decir, muchos de los negocios formales han tenido que pedir ayuda: préstamos bancarios o refinanciamiento con las mismas entidades bancarias, no hemos tenido ayuda de ninguna institución pública, de ningún tipo de diferimiento, salvo los meses del estado de excepción (del primero) cuando se notificó que hubo diferimientos mas no hubo alguna extensión de pagos. Una de las principales preocupaciones que tenemos frente a las medidas tomadas ahora, que básicamente al sector de alimentos y bebidas lo cierran completamente, aunque digan que no.

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No hay vacunas, no hay reactivación, no hay solución; hay deudas y créditos impagos, dice Holbach Muñetón, de las Cámaras de Turismo del Ecuador

Es realmente insostenible trabajar con el 30% de aforo siendo un establecimiento seguro, con distanciamiento social, con todas las medidas de bioseguridad y con toda la inversión que se ha hecho. Nos vemos en desventaja frente a otros lugares donde sí hay aglomeraciones y sí está comprobado científicamente que hay contagios como es el transporte público, los centros de abastecimientos como los mercados, donde hay las aglomeraciones. Nosotros, en cambio, somos castigados con una reducción de aforo del 30%, aparte de haber perdido toda nuestra venta nocturna. El sector de bebidas y alimentos, el 75% de la facturación es de noche…

Nos preocupa que no tenemos en ese decreto una extensión de pagos o por lo menos, digamos, que las entidades públicas nos van a ayudar en diferir en los próximos seis meses los pagos de marzo y abril. Eso nos deja a nosotros en una posición muy muy difícil, donde no tenemos punto de equilibrio porque no tengo ventas, porque no tengo clientes, porque no tengo apertura el fin de semana que también es (o representa) el 75% (de la facturación), y aumentando aún más el sector de bebidas y alimentos se queda sin poder hacer promociones, porque supongamos: si la gente no va a poder reunirse ni salir, la idea es tratar de dar el servicio por medio de delivery (entregas a domicilio), pero también tengo la prohibición de vender así sea una cerveza por delivery, cuando las bebidas de moderación son acompañantes del sector de alimentos.

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Unos 2.300 millones en ventas se perderían en este confinamiento; medidas para proteger la salud, la vida y la economía son vitales, sostiene Miguel González, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil

También en ese caso el sector de alimentos maneja costos operativos fijos y también tenemos dentro de nuestro menú y giro de negocio ciertos productos que tienen una utilidad mayor que otra y que lo único que hacen es equilibrar, hacer un punto de equilibrio en el total. Cuando se quitan las bebidas, que de alguna manera tienen un margen un poco mayor de utilidad en general, comparado con un plato de comida, también eso es otro golpe.

‘Si esto no mejora en un par de meses, no tenemos esperanza’, cuenta Pedro Serrano, presidente de la Asociación Hotelera del Guayas (Ahotegu)

Son muchos, muchos golpes que ya teníamos, el sector viene con restricciones que no han parado, un año donde el sector ha estado restringido. No significa que el sector se está quejando por las medidas, porque nosotros trabajamos para el bienestar común… Detrás de un plato de comida no solamente hay un restaurante, hay empleados que viven de eso, está la cadena de valor. No se ha hablado ni siquiera del impacto productivo nacional. El 75% de los empleos del país lo da el sector privado… Hoy están cortando la luz sin que haya atrasos en el pago de la factura, están visitando y presionando…

Queremos ser parte de la solución, pero si no hay un plan de mitigación real, si no hay brigadas, si no hay vacunas, si no hay exoneración… No nos han diferido nada, ni SRI ni IESS. Es más, han aumentado los impuestos como el 2% de las microempresas… Mi sector, el año pasado salimos a menos del 50%, del 60% porque va a depender de la marca (restaurante o negocio de comida)…

El sector privado no pide subsidios, sino facilidades para salir de la tragedia y poder trabajar, cuenta Nicolás Romero, de Mercado del Río

Si vamos a retroceder y a restringir, que estas restricciones tengan a la par un alivio real, porque lo único que va a desaparecer es la clase media...

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Me preocupa que esto siga y siga porque, en mi caso, ya no tengo más reservas para resistir, donde no me alcanza ni siquiera para pagar el costo operativo (...); mis chicos (trabajadores) me dicen: ‘Jefa, tratemos de salvar los empleos, de ajustar las horas, de ajustarnos...’. Me quiebro con eso (llora), no tengo qué contestarles porque no sabemos (...), estamos en incertidumbre”. (I)