Han pasado 33 años y Wilson aún recuerda los detalles de aquella noche del 6 de diciembre de 1991. Empapado, por el aguacero que anegaba zonas del norte de Guayaquil, caminaba por la acera de la vía a Daule, a la espera de que arribe el bus que lo trasladaría hasta su casa en Puente Lucía (Daule).