Confieso que esta frase me deja siempre un mal sabor. Suele usarse para señalar el hecho de volver a encontrar pareja, luego de haber perdido o terminado con la anterior. No parece importar tanto cómo se dio la separación de la pareja, sino que la persona pueda unirse, casarse o enamorarse nuevamente.
Peor aún cuando existe la idea de que la única forma de ser feliz es teniendo una pareja, y en cada conversación hay esa presión permanente de que si no tienes a alguien a tu lado, no eres nadie.
Sin embargo, la vida que se hizo ya no se puede deshacer. Lo que fue cuestión de amores o desamores está allí y forma parte de tu pasado y también de tu presente. Es parte del insumo con el que te manejas afectivamente, ya sea con o sin aprendizaje posterior a esa experiencia. Por tanto, forma parte también de tu futuro. De ese que quizás anhelas junto a una nueva persona.