Vivimos deprisa y esa prisa nos arrastra entre itinerarios y obligaciones, dejándonos poco espacio para el ocio y la reflexión. A inicios de julio, nos preguntamos a dónde se fue la primera parte del año; en noviembre, ya prometemos cambios para el siguiente. Pero si no nos detenemos a preguntarnos cuál es nuestro propósito, ¿cómo sabremos si vamos a llegar? Fue esa pregunta la que nos convocó a la vigésima edición de Mesa São Paulo, evento que nos invitó a reconsiderar nuestra relación con los alimentos y su impacto social y ambiental.