Él fue parte de una generación que creció viendo televisión nacional. Entonces, no eran comunes las plataformas de streaming, las redes sociales o los teléfonos celulares. La programación televisiva ecuatoriana contaba con una variada oferta de programas concursos familiares, y entre ellos uno de los clásicos y más recordados fue Chispazos, producción que estuvo 38 años al aire.

Rashid Tanús Torres quien fuera uno de los presentadores del desaparecido show que creó -en 1973- su padre, Miguel Nahon Tanús Selfani, se alejó de la pantalla chica en el 2011, año en que dejó de emitirse el programa que también tuvo como anfitriones a Pedro Ortiz y Luzmila Nicolalde. Desde entonces varias han sido las actividades a las que se ha dedicado Tanús, pero ninguna de ellas vinculadas a la televisión.

“Hago de todo un poco, si hablamos de proyectos, hay muchas ideas que se han conversado con mi primo Pablo Mario Ansaldo, quien tiene su productora Zoom y con quien, por ejemplo, el año pasado en el 2021, hicimos Chispazos retro, primera temporada, que fue una serie de doce capítulos, y que se transmitió por Fenixmar TV y en el 2022 hicimos la segunda temporada, doce capítulos más. En la primera etapa recopilamos los mejores momentos del programa en sus casi 40 años, en la segunda tuvimos invitados, tipo tertulia, y reaccionaban a los videos que teníamos de ellos o de sus padres. Había algunos que se reconocían en los videos”, menciona.

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Tanús, de 51 años, es un hombre de hablar pausado, mirada cálida y mente prodigiosa. Se pensaría que el tiempo de trabajo frente a las cámaras lo convirtió en un hombre extrovertido, sin embargo, reconoce sentirse emocionado cuando en la calle las personas lo reconocen y le piden grabar saludos para familiares o tomarse fotografías. “Recordar todo me llena de mucha alegría”, indica.

Fin de una era

En Canal Uno fue el último canal donde se transmitió el programa concurso que salía en pantalla cada sábado. Aunque contaban con el cariño del público, la realidad para la producción fue otra. “Nosotros no concretamos una renovación de contrato con Canal Uno, terminó el convenio y nos despedimos”, dice con cierta tristeza.

¿Se buscó espacio en algún otro canal?

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Bueno, esa era la idea, porque ya habíamos hecho en años anteriores cambios. Íbamos de una estación a otra, la idea era esa, pero a veces cuando uno empieza a postergar las cosas de repente ya no se dan, y bueno, el programa no inició una nueva temporada. Pero yo lo tengo en la mente todavía, de hecho, la idea era hacerlo, ese era uno de los deseos de mi papá, lamentablemente falleció y no pudimos lograrlo. Yo tengo en mi mente poder hacerlo, me gustaría como un homenaje a su memoria hacer una edición especial de Chispazos, espero en algún momento concretar con algún canal.

¿De retomarse en pantalla Chispazos, volverían los artistas a contar con un espacio en el que se hable de su música y no de su vida privada?

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Exactamente, de hecho, nosotros en el programa teníamos un segmento de farándula, pero era más de noticias del espectáculo. Nosotros damos noticias, resaltábamos lo bueno y más bien tratábamos de evitar escándalos.

Usted creció en pantalla, antes de sumarse a Chispazos, estuvo en solitario como anfitrión de Chispitas...

Si hablamos profesionalmente se puede decir que sí, empecé en Chispitas a los 10 años, pero a los 6 años, así entre jugando y jugando yo estaba en Chispazos empujando el carrito de los premios, no siempre, pero ya hacía mis apariciones. Luego entro a Chispitas como parte del grupo de baile y de modelos infantiles, verdad, y después de unos meses pasé a ser animador. Chispitas comenzó con la animación de Luzmila Nicolalde y el payasito Frejolito. Luzmila caracterizaba de payasito era Chispita y yo era parte del grupo de baile y modelos. Nosotros empezábamos el programa con una coreografía, éramos dos primas y yo, y durante el programa ayudábamos a decir menciones y mostrar productos. Después de unos meses, Luzmila se queda solo en Chispazos, y comienzo a dar mis pininos como animador.

Hubo niños que iban al programa para participar en los juegos no a demostrar talento artístico, entre ellos, Flor María Palomeque. Ella alguna vez me dijo que nunca pudo entrar a Chispitas, que siempre que iba se quedaba afuera, porque el programa tuvo tanto éxito que lamentablemente que cuando llenábamos la capacidad del estudio con niños ya no podíamos por seguridad entrar a más personas. Entonces se grababa en TC (Televisión) hasta el año 92. Raúl Cela me comentó también que había participado, Jorge Luis del Hierro, eran niños que iban a jugar y que ahora que son profesionales nos topamos y me cuentan.

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¿Cómo se dio el salto de Chispitas a Chispazos?

En el 89 entré a Chispazos, ocho años después, pero yo seguía en Chispitas. Salía dos veces, al mediodía salía con mi actitud juvenil, de animar a los niños a saltar, jugar y bailar y en la noche, ya aparecía con mi terno y corbata, con un lenguaje más sofisticado. Estuve en Chispitas hasta los 26 años. En el año 97 se emitió el último programa de Chispitas.

¿Cómo fue la época de Chispazos después de la partida de Pedro Ortiz?

Yo recuerdo que Pedro fallece un Viernes Santo y al día siguiente salía el programa, fue una etapa en que Canal Uno había pasado el programa al sábado porque siempre fue dominical, entonces ese día fue el sepelio de Pedro y nosotros por respeto a su memoria no pasamos el programa. Lo que hicimos fue grabar, Luzmila y yo un pequeño mensaje pidiendo disculpas a los televidentes porque no íbamos a emitir el programa y luego pusieron una película. Yo no pude decir nada. Luzmila habló, habló y habló y cuando me dio el pase comencé a llorar.

¿Qué significó en su vida Pedro Ortiz?

Pedrito, un buen amigo, un maestro de la animación, un buen amigo de mi papá, fueron tiempos muy bonitos. Con Pedro Ortiz Jr. mantenemos la amistad, siempre hablamos de nuestros padres, de lo valiosos que fueron los dos. Pedro Ortiz (papá) a pesar que era el mayor del grupo de animadores parecía el menor porque él era el más relajado, que no se complicaba, eso recuerdo mucho.

¿Cuántos años ejerció como presentador?

Bueno, desde el año 81, en Chispitas, hasta el 2011 que salió el último programa que grabamos de Chispazos.

¿Luego de ese tiempo en pantalla, a qué se dedica un comunicador que no se involucra directamente con el campo televisivo?

Siempre uno trata de buscar, de emprender, cuando necesitas trabajar y necesitas un ingreso tocas puertas, he hecho de todo. He trabajado en oficina, he trabajado en una picantería, he trabajado vendiendo productos para bajar de peso.

¿No lo llamaron de ningún canal considerando su trayectoria?

No, me han llamado, pero solo para invitaciones especiales, no me han llamado para darme trabajo. He aparecido todo este tiempo en episodios de telenovelas, comedias, interpretándome a mí mismo, soy yo, no hago de otro personaje. El año pasado pude hacer el Chow Disnei 2 en el teatro, y me gustó mucho, también fui yo mismo. Fue una obra muy cómica y divertida que hice con La Vecina (Tomás Delgado), Emerson Morocho, Pablo Ruales, Gino Freire, entre otros.

¿Se podría decir que por su tiempo en el programa lo encasillaron como un personaje?

Puede ser, pero realmente en este caso a mí no me molesta, más bien me siento halagado. Me invitaron en una ocasión al programa La Panadería (Ecuavisa) y el sketch era que llegaba Rashid Tanús a comprar pan, en El Gabinete (de TC Televisión) llegaba yo a cortarme el pelo, en El combo amarillo (Ecuavisa) querían hacer un concurso barrial y Rashid era el animador, entonces de alguna manera es la muestra de cariño del público.

Ese cariño o popularidad llevó a artistas como David Reinoso a parodiarlo. ¿Cómo tomó usted esta situación?

Sabe que mi caso fue diferente al de todos. Cuando caracterizaba a Carla Sala, Pedro Ortiz o José Delgado les cambiaba el nombre, me imagino que, por asuntos legales, que sé yo, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pero a mí de niño siempre me decían Rashito, incluso en Chispitas, entonces se me hacía raro que no lo hubiera cambiado. Pero como no me llamo Rashito si no Rashid era pura coincidencia (dice riendo).

¿Generó la parodia algún tipo de bullying hacia usted?

Sí, esto ya lo he contado y de hecho ahorita con David (Reinoso) estamos bien, somos amigos. La idea no es querer revivir rencores. La molestia fue porque cuando David trabajaba en SíTV, nosotros llegábamos a SíTV y él se iba y ya había grabado su piloto de lo que iba a ser Ni en vivo ni en directo, para TC (Televisión), entonces, un día nos reúne en la oficina del gerente de producción, con un grupo de compañeros, pone el casete. Imagínese la risotada en esa oficina, porque todo era una novedad, algo que nunca se había visto. Pone el programa hasta que llega a la parodia, obviamente me chocó, no me imaginé. Todos se reían, después sacó el casete y ya cuando todos se dirigían a sus oficinas, David me alcanza en el pasillo y me pregunta qué me pareció. Le dije: ‘Todo está muy divertido, la gente se va a reír, porque todo es nuevo, no se había visto antes este tipo de humor’ y le dije los detalles en los que sentía se había pasado de los límites. David me dijo que esas partes no saldrían al aire, porque como era un piloto, todo eso se iba a editar, pero cuando salió al aire, salió igualito. Esa fue mi molestia.

Él después me explicó que los jefes eran los que decidían y decidieron no editar nada, que no dependía de él. El tema del bullying sí fue fuerte, porque yo no quería salir de mi casa porque la gente se me burlaba en todos lados. Yo iba manejando en mi carro, y era un suplicio para mí en los semáforos, porque la gente en los carros, de ventana a ventana comenzaba a gritarme.

¿Le afectó emocionalmente?

Claro, yo entraba a un restaurante y la gente se volteaba y empezaban a reír a carcajadas en mi cara. Yo casi no quería salir, quería estar encerrado. Ya ahorita es un recuerdo y no tengo ningún tipo de fricción.

Vida personal

De estar en la televisión, a una vida sin cámaras a diario, quienes han sido sus compañeros de trabajo le preguntan sobre su tiempo en pantalla, los personajes con los que mantiene amistad y con quienes hubiera mantenido algún descontento. Han existido partidos políticos que le han invitado a sumarse a sus propuestas, pero Rashid es claro en sus convicciones. “No es lo mío”, sostiene.

En el plano sentimental, ¿cómo es Rashid?, ¿se casó, tiene hijos, tiene pareja actualmente?

No, no me he casado y no tengo hijos, pero estoy aceptando carpeta (dice mientras ríe).

¿Qué características debería tener esa persona para formar una pareja?

Obviamente uno se atrae por el físico en primer lugar, aunque suene como a cliché, ya no me fijo tanto en el físico. Lo que realmente me interesa es que sea una mujer íntegra, porque de qué sirve la belleza si no hay un bonito corazón. En primer lugar, tiene que ser creyente, tiene que amar a Dios por encima de mí, yo creo que eso es lo principal.

¿Por qué cree que no ha logrado formar una relación estable hasta el momento?

Tal vez porque era muy exigente entonces. En un principio, si a mí me interesaba una persona, pero si había algo que me hacía dudar, terminaba. A mí no me gustan las escenas de celos y si comienzan las peleas constantes no puedo seguir en una relación así.

¿Actualmente con quién vive Rashid?

Vivo aquí en Guayaquil con mi tío Manuel Tanús, mi tía Juanita de Tanús, su esposa; y mi primo Jamil. Mis abuelos paternos son libaneses y los maternos son ecuatorianos.

¿Quiere volver a la televisión con Chispazos o desarrollarlo como proyecto en plataformas digitales?

Lo que yo busco finalmente es llegar a la televisión abierta, por el momento todo proyecto que se está trabajando es para redes, pero el proyecto finalmente es llegar a la televisión. Queremos, con mi primo Pablo Mario Ansaldo tener un Chispazos renovado, que mantenga la esencia que le gustaba a mi papá, pero modernizado.

De sus tiempos en TV a lo que vemos ahora, ¿qué le falta a la producción actual en pantalla?

Opinar en ese aspecto me puede poner en una situación de juez y no quisiera, pero lo que sí le podría decir es que sí añoro mucho el tiempo en que hacíamos el programa, había menos tecnología, ahora son muy necesarias, pero me gustaba la manera en que producíamos, era todo más rústico y más difícil. Antes si usted quería hacer una toma aérea tenía que ponerse la cámara al hombro y subirse a un helicóptero, ahora coge un dron y la toma le sale maravillosa con solo manejar un control remoto. Añoro ese tiempo, pero no juzgo la producción actual porque los tiempos cambian y las audiencias también y los productores y canales de televisión muestran lo que el público quiere ver. (E)