Sentado en una de las habitaciones de su casa, con guitarras colgadas en la pared y detrás de él, Juan Esteban Aristizábal Vásquez nos recibe vía remota vistiendo su ya conocida ‘camisa negra’. A través de una videollamada, este Diario conversa con Juanes, el cantautor colombiano ganador de 27 premios Grammy y Latin Grammy, sobre Vida cotidiana, álbum que transita por diversas emociones y situaciones que vivió el artista durante el proceso de creación de esta producción, la número 11 en su carrera, que comenzó a sus 15 años.

En una etapa en la que se muestra más abierto, al punto de recibir a los medios de comunicación en la casa familiar, en su natal Medellín, el músico de 51 años responde a nuestras interrogantes sobre el disco, su familia, su faceta paterna y el fortalecimiento de su relación de pareja, con su esposa Karen Cecilia Martínez, a quien también le ha dedicado el sencillo Cecilia, que interpreta junto con el maestro Juan Luis Guerra.

“Escribí Cecilia como respuesta a otra canción del álbum titulada Gris, que fue el lado oscuro de una situación entre mi esposa y yo, y Cecilia trata sobre la reconciliación. Es una canción que habla sobre mirarnos a los ojos y reconocernos aún como pareja, sobrepasar las diferencias y continuar bailando nuestra vida juntos. Para mí, tener a Juan Luis Guerra en la canción es un gran honor, y me siento orgulloso de este momento musical tan increíble. Esta es una celebración de mi amor por Cecilia, de mi familia, de haber podido trabajar con Juan Luis”, asegura.

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En esta producción ha mencionado que quiere escribir sobre su verdadero yo. En este 2023, ¿quién es Juanes?

Soy una persona que ha aprendido a amar; bueno, no del todo (ríe), pero que está aprendiendo, que va en ese camino. Yo creo que acepto mis errores, me acepto más a mí mismo, pero también me quiero, como que también siento que hay que darse cariño; y no solamente yo, sino también aprender a relacionarme con las personas. Creo que ha sido un proceso de crecimiento también aprender a relacionarme con mi pareja, mi esposa, con mis hijos y todo lo que ellos de alguna forma me han enseñado. Como me he visto: he visto mis errores de alguna manera; y eso, como tratar de corregir lo que he podido hacer mal. Y también me siento seguro, aunque soy vulnerable en mis canciones; me siento cómodo siendo vulnerable. En particular es eso; antes me daba miedo, ahora no.

Sus canciones describen lo que le “sale del alma”. ¿Qué le sale del alma ahora?

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En este momento, concretamente en el álbum, hablo de las relaciones humanas; creo que son lo más hermoso y complejo que tenemos, y siento que ese aprendizaje, ese aprender a amar, que es lo que venimos a hacer a esta vida, nos cuesta mucho trabajo. Crecemos a través del dolor y crecemos a través de las experiencias duras, porque creo que es ahí donde están los detalles. Cuando estás en situaciones que te ponen contra la pared, ahí es cuando realmente ves los detalles de la vida; cuando estás muy relajado, tranquilo, realmente no tienes nada de qué preocuparte. Pero cuando te encuentras a tus demonios, a situaciones, ves los detalles, y esos detalles son los que hacen la vida realmente. Entonces, creo que la música está acá, en mi caso, para poder plasmar todos esos detalles en canciones que terminan siendo canciones, poesía, melodías con acordes, pero que vienen a veces de lugares tristes, oscuros, de confrontaciones. Entonces, creo que amo el arte y la música por esa razón, porque me hace sentir y dar con ese yo que está ahí.

Vida cotidiana es un álbum que, según reseña, aparece después de transitar por una etapa de oscuridad. ¿A qué se refiere exactamente?

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Me refiero a desencuentros con mi esposa, por los que quizás pensaba que mi relación terminaba; desencuentros a veces con mis hijos: ser papá de tres adolescentes, entender el proceso que ellos están viviendo y que ya van separándose de ser la niña de la casa a ser la mujer de la casa. Todas esas cosas que a veces uno no entiende, aunque uno fue así en el pasado, pero todas esas relaciones tan hermosas, pero tienen una profundidad. Y también mi relación con el mundo, mi relación con mi país, lo que me afecta de mi país, lo que me afecta del mundo cada vez más loco. Pues, todo eso me llena de mucho sentimiento, y eso está en mis canciones en este álbum.

En Gris, una de las frases dice: “El tiempo supo alejarme más de ti”, en referencia al tiempo de distanciamiento con su esposa. ¿Cómo logró disipar las nubes negras que llegaron?

Esas nubes que llegaron en ese momento de verdad que fueron bien oscuras, porque a veces, cuando uno llega a un momento donde no sabe qué más hacer, es muy triste. Pero creo que ha sido más, siempre, el amor que nos tenemos y la capacidad de poder adaptarnos a las formas que nos han mantenido juntos. Y la verdad que nos amamos. Es como que en un momento nos sentamos a hablar: si queremos estar juntos o no, si queremos estar el uno con el otro o no. Entonces, creo que Cecilia (su tema con Juan Luis Guerra) disipa eso, cierto. Siento que Cecilia, con ese mirarnos a los ojos y darnos la oportunidad de dejar los odios y los problemas, diferencias, y poder bailar juntos la vida, es esa manera de disiparlo.

¿En algún momento tuvo miedo de perder a su familia?

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Siempre, claro que sí.

El público imagina a Juanes siempre trabajando en el estudio, de gira promocional o en conciertos, pero ¿cómo es la verdadera vida cotidiana de Juanes?

Es una vida completamente normal, como la tuya, la de cualquier otra persona; es decir, me refiero a que también puedo tener mis problemas, miedos. Tengo también mi familia, mi madre, que a veces no está muy bien de salud. Tengo mis preocupaciones de cualquier tipo. Y también encuentro momentos de alegría con mis amigos del colegio, cuando hablo con mis amigos de la universidad, cuando estoy con la gente que me da esa emoción.

¿Juanes sí se reencuentra entonces con sus amigos del colegio?

Sí, sí, claro. Tengo como tres o cuatro grupos de WhatsApp. Y cuando voy a Medellín siempre me encuentro con ellos, porque es muy importante, por lo menos para mí, seguir conectado con esas partes de mí, del pasado, que me han formado. Creo que me pasa de todo. Realmente somos de carne y hueso, literal.

En la canción Vida cotidiana aborda el tema de los reclamos de independencia que tienen los hijos a medida que van creciendo. ¿Qué representan Luna, Paloma y Dante en su vida? ¿Cómo logró reconectarse con ellos?

Tú me mencionas esos tres nombres y a mí se me ilumina el alma. Para mí son todo. Creo que el aprendizaje ha sido increíble. Uno siempre piensa que ellos van a estar cerca con uno, pero ellos también tienen sus vidas. Así como yo me fui de la casa, ahora entiendo a mi mamá lo que sentía cuando yo me fui, por ejemplo.

Entonces, eso me pone a reflexionar sobre lo que pueden estar sintiendo ellos o lo que ellos ven, para prepararme de alguna manera para ese momento. Obviamente, cuando son adolescentes y rebeldes, uno no comprende muy bien. Pero hoy en día, siempre me decía: “No te preocupes, que esto da la vuelta; ellos regresan otra vez”. Y, efectivamente, gracias a Dios están otra vez ahí, y sobre todo Luna, que es la mayor: ya tiene 20 años hoy. Estoy contándote historias de hace tres años. El tiempo sana y el tiempo pone todo a su lugar.

¿Cómo es Juanes en su rol de esposo y de padre?

Es imperfecto. Yo como papá siento que soy muy cariñoso, siempre soy muy cariñoso, trato de ponerme en sus zapatos y trato de ir más allá. Pero creo que no hay una manera de prepararse para eso, creo que es un proceso. Lo que sí sé es que ellos me han enseñado demasiado, sobre todo me han enseñado el amor puro, que es algo que no conocía hasta que tuve a mis hijos. Y ese amor puro es demasiado poderoso.

Como esposo siento que también ha sido un aprendizaje. Antes éramos unos jóvenes recontraenamorados; no pensábamos nunca en el futuro ni nada; éramos como viviendo el día a día, el momento. Hemos tenido nuestros desencuentros. Nos separamos como una época, ocho meses que fueron terribles para mí, y volvimos a encontrarnos. Y después miro hacia atrás y digo: “¡Qué chévere!″. La convivencia a veces no es fácil, pero también hemos aprendido a darnos nuestro espacio y a que cada uno sea lo que quiere ser. El hecho de vivir juntos no significa que tenemos que estar todo el día juntos, a toda hora. No, cada quien está con sus cosas, en su trabajo, pero estamos juntos en el momento que tenemos que estar, y eso lo hemos aprendido más en este momento de la vida que antes.

Habla sobre reconectarse con sus raíces. ¿De qué forma se conecta con Ecuador cuando escucha sobre nuestro país?

Lo primero que se me viene a la mente es Julio Jaramillo, porque lo escuchaba desde muy chiquitito, cuando yo estaba en mi casa, con mis papás y con mis hermanos cantando. Lo que pasa es que yo pensaba que Julio Jaramillo era colombiano; yo no tenía ni idea de que era ecuatoriano. Después me conecto de esa manera: Julio Jaramillo igual a Ecuador. Después conecto con los paisajes: a veces, cuando paso en avión de una ciudad a otra, se ven hermosos esos paisajes. Y después, en los conciertos: me han tratado muy bien todas las veces que hemos ido; nunca he tenido una historia extraña, solo el cariño de toda la gente.

Todas esas fronteras que hemos construido los seres humanos es como extraño, porque somos iguales; somos muy parecidos, de hecho.

‘Canción desaparecida’, un homenaje

¿Sintió miedo al escribir este tema?

Más que miedo, sentía la duda de si hago esta canción o no la hago, la publico o no; pero no sé, era como algo que me gritaba en el alma y que yo tenía que decir. Y no es la primera vez que yo hago una canción social, pero hace muchos años que no me nacía hacer una canción social, porque no me nacía. Me sentaba y escribía, pero no me nacía. Y después, el año pasado, el antepasado, en Colombia han ocurrido varias cosas que han movido un poco el piso; entre esas salieron a relucir un poco las historias de las víctimas y los victimarios de la guerra, en las que los victimarios narraban cómo desaparecían a la gente, exmilitares, expolicías, exguerrilleros, y las mamás y papás todavía buscando a sus hijos hasta el día de hoy.

Eso sí me pareció muy duro, porque no había tenido el acceso a ver esa información. Sí había..., sí había escuchado, pero creo que no tan latente como ahora se puede, y eso me llamó mucho la atención, como padre de familia, pensar en eso tan horrible. Me conecté con un evento familiar del año 96 cuando mataron a un primo hermano, que fue secuestrado por la guerrilla, y recuerdo todo eso. Sentía la necesidad de hacerlo.

Hoy, al levantarse, ¿por qué agradeció?

Agradezco por mis hijos, por la salud de mis hijos, por mi salud, por la de mi familia. Agradezco por poder hacer la música y tener una razón de ser a través del arte. Eso para mí es muy importante, mucho. A veces damos muchas cosas por hecho, hasta respirar, y en la mañana trato en lo posible de conectarme con esa respiración para tener esa gratitud, aunque no es perfecto, porque tú te despiertas y siempre hay una preocupación, un lío que hay que resolver; siempre hay algo que te molesta. Pero también debes aprender a ver todos los matices de la vida, aprender a ver todas las otras cosas ahí que son buenas.

¿A quién le gustaría abrazar en este momento?

A mi padre y a mi madre. Mi padre ya falleció hace 27 años. Mi madre está en Medellín. Y me gustaría abrazarlos.

¿Qué no debe faltar en la ‘vida cotidiana’?

Siempre presente que venimos a aprender a amar, y que eso implica muchas cosas a veces. El amor te trae tristeza también, pero hay que también pasar por ahí para aprender a amar. Aprender a amar es la misión. (I)