Es genuina. No tiene poses. Su voz dulce contrasta con la fuerte energía que desborda cuando habla sobre su familia. Samantha Grey Bermeo es una artista joven que, si bien en su infancia evadía las cámaras que seguían la carrera de su madre Edith Bermeo, a quien Ecuador recuerda y conoce como Sharon, en su presente ha convertido a los escenarios y reflectores en su hábitat de trabajo.

Su última aparición en televisión fue como parte del staff del programa concurso de baile Soy el mejor, de TC Televisión y de inmediato alistó maletas y pasaporte para viajar a Brasil como influencer invitada de la marca de joyería Pandora, al carnaval de Río. Tomó –dice– ‘vacaciones del medio durante marzo, tiempo necesario para reinventarse y reconectarse.

Esta semana ese descanso laboral terminó. Volvió a la pantalla de TC Televisión para ser jurado del programa en el que comparte espacio con Paola Farías, Francisco Pinoargotti, Yadira Ramón y María Fernanda Ríos. Antes de su retorno a la pantalla chica, Samantha conversó con este Diario sobre sus proyectos profesionales y personales.

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Actriz, cantante, creadora de contenido e influencer, ¿cuál es tu faceta favorita?

Yo creo que la primera es ser artista, yo soy artista en realidad, no soy tanto creadora de contenido, me encanta compartir con mis amigos que sí lo son, que crean y se inventan sketches y muchas cosas, y si puedo aportar en algo, cheverísimo. Aunque no lo creas, yo no soy tanto de andar en redes sociales, yo soy de las que consumen redes sociales.

Soy como un alma vieja en cuerpo de joven, soy superreservada. Me encanta actuar, desde chiquita siempre me ha gustado, me alejé por las inseguridades que existían y como pequeña te cansas que te digan no muchas veces, actualmente, me dicen no, pero está bien, es parte del proceso; y me dicen sí y es parte del proceso. Creo que todo es aprendizaje.

Tuviste tu momento popstar cuando coqueteaste con el canto, ¿lo retomarás?

Yo no termino de decir que no, pero por ejemplo, ahorita estamos en conversaciones para ver si voy a un festival importantísimo latinoamericano en Italia, en Milán, que de hecho va a haber un festival netamente para ecuatorianos, me quieren llevar ahora en agosto. Yo disfruto muchísimo estar en escena, cantando, bailando, actuando, me encanta conectar con el público, pero cuando lo hago me gusta hacerlo bien.

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Yo no soy músico, compositora, ni nada, pero sí quiero hacer las cosas bien, soy muy perfeccionista.

¿A qué edad te involucraste en el ámbito artístico?

Yo empecé a dar clases de danza y eso es ser artista desde los 14 años. A los 15 ya era profesora titular y mis alumnas tenían 30 años, entonces, ya tengo mucho tiempo. Pero mi primer trabajo, como artista pagada, fue cuando yo era más chiquita, a los 10 años, hice Amores que matan, en Ecuavisa. Tuve un papel secundario en el que mi familia (en la ficción) era Maribel Solines, Carlos Valencia, Carolina Jaume y Jaime Arellano. Mi primer cameo, en cambio, fue en un flashback de Yo vendo unos ojos negros, con Giovanna Andrade.

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¿Sentías rechazo a la exposición pública?

Sí, cuando hablaban tantas cosas, yo como niña no lo entendía y decía: eso no me gusta, no quiero, eso no es para mí (...) no quería nada con la televisión porque sentía mucho recelo y cuando vas creciendo te afecta y eso creó en mí muchas inseguridades. Creé un rechazo superfuerte con los medios. Ahora, ya ha pasado el tiempo, he crecido y entiendo que hay cosas que puedes compartir y otras que no. Me costó aprenderlo.

¿Te has reconciliado con ese sentimiento?

Desde que volví a entrar en la televisión, mucha gente decía: ella solo está ahí por su mamá, pero luego otro público entendía que también tenía un talento, que también me gustaba y lo disfrutaba, que era una joven como cualquiera que quiere hacer su camino y comencé a entender que no podemos caerle bien a todo el mundo y vi que las personas que estaban en los medios solo hacían su trabajo.

¿Esta profesión te ha traído enemigos y rivalidades con otros colegas?

Sí, pero yo la verdad no tengo tiempo, ni energías para prestarle atención a eso.

¿A qué se debe la notoria enemistad con María Fernanda Ríos?

Es una cosa de ella, son sus palabras, son sus acciones, creo que ella tiene que hacerse responsable y ella sabrá por qué lo dice. No tengo idea, no le he prestado atención y es algo que no me quita el sueño.

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Yo siempre he dicho y hay gente que no lo entiende, y otras que sí, cuando he mencionado que no quiero ser reconocida solamente por ser la hija de Sharon y había quienes decían que me avergonzaba de mi mamá. No, no me avergonzaba, simplemente quiero crear mi propio nombre. Ahora soy una joven adulta que todavía se está explorando, está conociéndose y hay días que me encuentro cómoda con mi cuerpo y otras no.

¿Te ha gustado ser reconocida como la hija del Ecuador en su momento?

No (dice riendo), siento que es muchísima responsabilidad. Yo soy un ser humano que trata de hacer las cosas bien, pero que como todos, tiene sus errores, virtudes y defectos y que quiero ir mejorando. Siento que a veces me voy a equivocar superheavy y van a decir: ‘por gusto le pusieron la hija del Ecuador’, imagínate que te reprochen eso. Yo nunca quiero defraudar ni decepcionar a nadie, porque sé que muchos niños me siguen y muchos niños son fanes de mi mami porque les ponen sus canciones en las fiestas.

¿Cuál es tu sueño frustrado?

Mi sueño frustrado es estar en un musical. El primer musical que yo vi fue a los 13 años, vi Cabaret en Argentina y cuando lo vi, dije: quiero hacer eso.

¿Cuándo no está en un set de grabación, qué está haciendo?

Estoy haciendo plata, hermana. Actualmente no estoy estudiando, me encantaría pero como joven adulta tenemos otras prioridades. Mi hermano es una inversión cara. Siempre estoy haciendo cursos. Nos estamos dedicando a hacer plata. En redes sociales me muestro muy orgánica. Ahora estoy en la era del glow up. Ahora estoy entrenando muchísimo, estoy haciendo pádel, pilates, paso en ropa de gimnasio todo el día. Y alimentándome bien.

Su familia

“Mi familia es extensa, son los hermanos de mi mamá, mis tíos. Mi casa del día a día somos como Más barato por docena pero la mitad. Somos seis, yo vivo con mis tíos Edwin y Tani con mi ñaña, que es mi prima hermana Valeria; Juanpi mi primo hermano y Nito, que tiene 11 y va a cumplir 12″ detalla sobre su círculo familiar más íntimo.

¿Cómo ha sido la experiencia de ser ‘mamá’ hermana?

Soy un poquito fuerte porque él (Nito) es muy pilas, pero también tienen muchos que lo consienten en la casa. Yo soy la mala de la película, a mí me dicen la madrastra en la casa. Pero está bien, es un proceso en el que todos nos apoyamos. En familia hemos aprendido a encontrar ese equilibrio en el que estamos para todos, pero también sabemos qué hay decisiones de cómo llevar una educación para Nito diferente, tratando de mejorar como seres humanos, de que crezca desde la comprensión y empatía. Mi familia ha sido muy respetuosa y me apoyan con eso y que él tenga como referencia esta imagen familiar.

¿Te ha despertado el deseo de ser mamá?

No, (ríe) es muy caro. A los 15 años decía: quiero ser mamá. Ahorita no. Falta todavía. Creo que es una responsabilidad, es maravilloso, quien me mantiene conectada al camino es Nito. Soy supersensible, pero cuando tengo la sensación de tirar la toalla, yo pienso en él.

¿Qué ha sido lo más difícil de esta etapa sin tu mamá?

Creo que no solo en esto de guiarlo en su crecimiento y en su vida, si no en general. Todos queremos tener a nuestros padres, por muy viejos que seamos, entonces en muchos momentos sí es terrible sentir la ausencia y el camino, por más que tenga todo el amor de mi familia, no es lo mismo. Nunca va a ser igual. Y está bien, nadie tiene que llenar ese espacio, pero a veces también duele.

Publicaste que volviste a tu casa de la infancia. ¿Hace cuánto tiempo no ibas?

Esa casa quedó tal cual, con Navidad y todo, como por tres años. Pero cuando falleció mi mami, sacamos ciertas cosas y ya. A los tres años sacamos los arreglos de Navidad, después de dos años más fui de nuevo, iba a desechar y guardar cosas para rentar, mentira. Me costó mucho, pero no lo movía porque no estaba lista para soltarlo y ahora, sabía que debía arreglarlo. Por primera vez ya saqué todo, me revolvió el estómago y ahora es real. Es para soltar y para que alguien más vaya a vivir ahí, es para soltar por completo. Es para rentar.

¿Pensaste en algún momento vivir en otro país?

Sí, no lo he descartado por completo porque gracias a Dios encontré algo que amo hacer y puedo hacerlo en cualquier parte del mundo, pero Dios sabe dónde me pone.

Teatro

Samantha encuentra paz en escena. Este mes estrenó una obra de formato corto en Pop Up Teatro Café. Actuará junto con José Andrés Caballero en Tonto amor, bajo la dirección de Fabo Doja.

La producción estará los miércoles y jueves (20:30/21:30), viernes y sábado (20:30/21:20/22:30). Entrada: $7. “Es una comedia romántica y es fantástica porque con José protagonizamos La Trinity y ya hay esa camaradería”, menciona. Estará en cartelera hasta la primera semana de mayo. (I)