Por Sergio Cedeño Amador

Es un espectáculo verlo en las estacas de los potreros y causa miedo para algunos oírlo en las noches. Esta extraña ave (Nyctibio griseus) habita desde México hasta Argentina y en todos los países por donde cruza recibe diferentes nombres como urutau, ayaymama, pájaro palo, cacuy, ave bruja, veija del monte, guajojó, entre otros, y es motivo de una multitud de cuentos, mitos y leyendas por su fantasmal presencia que con su tétrico canto nocturno y sus enormes ojos luminosos, como los de los gatos, ahuyenta en las noches hasta al más valiente.

La primera vez que lo vi fue en la Hacienda Angélica en la zona de Baba (provincia de Los Ríos) en 1974. El ave estaba parada en la punta de una estaca, quieta como una piedra, con la mirada lejana, y lo que más me extrañó fue su increíble forma y color que se confunde con cualquier estaca o rama de los potreros donde le gusta vivir. Por eso se lo conoce también como rey del mimetismo. No hace nido sino que pone un único huevo igualmente sobre la punta de una estaca o en la cavidad de una rama.

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De día se mantiene erguido, sin moverse en lo más mínimo y mirando al cielo por lo que nadie nota su presencia, pero como es un ave nocturna, en las noches se alimenta de insectos abriendo su tremendo pico y emitiendo el tenebroso canto que va decayendo en intensidad y volumen.

El escritor Raúl Rojas en su libro El país de la selva recrea una leyenda sobre este pájaro. Rojas dice: “Vive en la selva un pájaro nocturno que al romper el silencio de las breñas estremece las almas con su lúgubre canto”, y dice además que esta ave sería un enviado de los muertos trayendo buena suerte para los amigos que aún viven y desventura para los enemigos...

Una leyenda de los indios jíbaros de Ecuador habla de una mujer ‘aohó' enamorada de una deidad lunar a la que ella quiere alcanzar subiendo por una liana, pero el dios corta la liana y la mujer cae convertida en esta ave con su llanto desgarrador que se mantiene hasta hoy.

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Y dice el renombrado naturalista español Félix de Azara sobre su canto: “Es un alarido alto y muy melancólico que repite con pausas durante toda la noche, haciendo creer a los bobos que llora la ausencia del sol porque comienza cuando este se pone y acaba cuando sale”.

Un conocido ornitólogo argentino dice: “Llena el silencio de los montes el eco de sollozos desgarradores que se agudizan en la sombra hasta producir angustiosa desazón”.

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El pájaro fantasma ha sido muy atacado por los humanos temerosos de todas estas leyendas y se encuentra en peligro de extinción, por eso los agricultores tenemos el deber de protegerlo.

Les recomiendo escuchar en YouTube El canto del Nyctibio.