Inundaciones, olas de calor, aumento de la temperatura, intensas sequías y hundimientos son algunos de los estragos que sufrirían Guayaquil, Portoviejo, Loja y Santa Cruz debido al cambio climático hasta finales de este siglo. Todos estos fenómenos tendrán un impacto económico en las arcas municipales y pueden ahondarse si estas ciudades no aplican acciones para disminuir, por ejemplo, sus altos índices de deforestación, expansión urbana desordenada y falta de planificación.

Todo esto es parte de las conclusiones y recomendaciones de un estudio presentado, en noviembre pasado, por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y donde se muestran los índices de vulnerabilidad al cambio climático de nueve ciudades de la región, entre ellas las cuatro de Ecuador. La investigación contó con el apoyo estadístico de municipios e instituciones del país como el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) y el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias.

Guayaquil

Según el estudio, la expansión urbana en Guayaquil formal e informal, de carácter horizontal, ha sido una de las principales causas de la deforestación en la ciudad. La presión ejercida por el hombre tiene un impacto directo sobre la disminución de la resiliencia de ecosistemas y de las poblaciones que dependen de ellos. Además, la deforestación contribuye a exacerbar los impactos previstos del cambio climático.

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Las parroquias que mayores índices de deforestación tienen son las que han experimentado una mayor expansión urbana en los últimos años como Pascuales, Tarqui y en menor medida Ximena, con tasas de deforestación de 17 %, 16 % y 4 %, respectivamente. En este contexto destaca la instauración de bosques protectores para limitar la deforestación.

Ubica como ejemplos Cerro Blanco y Papagayo, este último creado en Monte Sinaí con fines disuasivos en contra de posibles invasiones por asentamientos humanos. Además, de Cerro Colorado, que esta semana sufrió un gran incendio y que fue provocado por la quema de cables para extraer el cobre.

En el sector urbano están los mayores riesgos sobre el cambio climático en todas las ciudades. Con el estudio quisimos ubicar de forma exacta las poblaciones de mayor riesgo y detallar las oportunidades para generar acciones”, dice Martha Castillo, ejecutiva principal de cambio climático en la CAF.

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Riesgo de inundación en las parroquias de Guayaquil. Foto: Estudio de la CAF

La parroquia de Tarqui es la que presenta la mayor “reserva de expansión urbana” de todas las parroquias de Guayaquil, al haberse expandido su territorio en virtud de la llamada Ley 88, creada para legalizar asentamientos en sectores como Monte Sinaí. Además, en esta parroquia también está Chongón, donde actualmente se desarrollan planes habitacionales horizontales impulsados por el cabildo.

Una de las mediciones que se hizo fue la pobreza por parroquias, ya que mientras más alto tenga este índice una población más vulnerable es al cambio climático. Las que presentan mayores tasas son: Pascuales (28,5 %), Febres Cordero (23,25 %), Letamendi (20,25 %), Urdaneta (20,52 %) y Ximena (19,5 %).

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Roberto Salas ha vivido por más de 15 años en Pascuales y desconocía que esta parroquia tiene altos índices de deforestación y riesgo de fenómenos naturales altos: “Es bueno saber, pero esto debe saber el Municipio para tomar acciones, ya que mucha gente vive aquí”. Esa zona cuenta con más de 75.000 habitantes.

También se prevé, hasta el 2099, un aumento de las temperaturas medias de 2°C a 3°C en todo Guayaquil, un incremento de las precipitaciones durante los meses de diciembre a febrero y de marzo a mayo, así como un incremento de sequías, inundaciones y episodios de lluvias intensas.

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Guayaquil es la cuarta ciudad costera del mundo que mayores pérdidas económicas tendría en un contexto de cambio climático debido a las inundaciones y se calculan pérdidas de hasta $ 3.000 millones para 2050, si ninguna acción es tomada para evitarlo”, indica el estudio. Una de las razones de este impacto sería porque la mayoría de las industrias estarían ubicadas en zonas de riesgo de inundación: Pascuales, Tarqui y Ximena.

Además, habría consecuencias fuertes en el puerto que no permitirían desarrollar las actividades regulares. Incluso, el aeropuerto podría verse afectado por tormentas lo que aumentaría el número de retrasos y cancelaciones de vuelos.

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“El aeropuerto actual tiene una vida útil de 18 años y será trasladado en 2024 a la zona de Daular en la parroquia de Tarqui, en una zona que seguirá sometida a impactos del cambio climático como aumentos de temperatura y de la intensidad de las precipitaciones”, dice el estudio.

Vulnerabilidad al cambio climático por zonas en Guayaquil. Foto: Estudio de la CAF

La cuenca baja del río Guayas, donde se ubica Guayaquil, sería la zona del Ecuador más afectada por un aumento del nivel del mar de unos 30 centímetros. Impactos como la intrusión de agua salada en los ríos Daule y Babahoyo pondrían en peligro a cierta parte de la población y serían evacuadas 327.000 personas y estarían en peligro cerca de 200.000 adicionales.

Si bien el estudio afirma que la respuesta del Municipio de Guayaquil, mediante actividades de fortalecimiento de capacidades técnicas, la creación de unidades dedicadas a la gestión de riesgos, así como la puesta en marcha de comités comunitarios de gestión de riesgos, hacen que la ciudad presente un buen grado de preparación para afrontar situaciones de emergencia, realiza una serie de recomendaciones.

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Por ejemplo, sugiere la creación de un observatorio cantonal sobre resiliencia y cambio climático, más capacitación y preparación para la gestión de riesgo y la vulnerabilidad, planificación resiliente, realizar propuestas concretas de adaptación, construcción de una estructura híbrida para la retención del agua y la reducción del riesgo de inundación, entre otras.

En el caso de Guayaquil quisimos llegar hasta el nivel de parroquias, pero no toda la información está en ese nivel. Por eso trabajamos con la ciudad (cabildo) para mejorar los datos, encontrarlos y saber qué se podía utilizar. Para nosotros si bien era importante decir que Guayaquil era vulnerable, era más importante decir qué parte de la ciudad es más vulnerable”, agrega Castillo.

Indica que la CAF está dispuesta a dar seguimiento a los planes y programas propuestos para obtener fondos internacionales.

Portoviejo

En tanto, se estima que Portoviejo, en Manabí, aumentaría sus emisiones de gases efecto invernadero (GEI) en el 61 % para 2030 y el 127 % al 2050. El análisis revela que las principales amenazas climáticas que afectarán esta ciudad son las lluvias intensas, sequías, incremento de temperatura media y alta, así como amenazas derivadas de deslizamientos y desertificación.

Portoviejo aumentará sus emisiones de CO2 al 2050. Foto: CARLOS GARCIA LOOR

Los resultados apuntan a que, en la actualidad, Portoviejo presenta niveles de riesgo climático moderados en su mitad norte, y altos en su mitad sur, manteniéndose en niveles bajos en la zona central ligada a los sectores más urbanizados.

También resalta que el crecimiento urbano desorganizado provoca que las nuevas zonas de la ciudad no cuenten con una buena conectividad a las vías arteriales principales, ni una infraestructura de cruce que apoyen la movilidad y el acceso a bienes, empleos y servicios de manera eficiente.

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El cabildo de Portoviejo ha reconocido estos problemas y se ha propuesto frenar el aumento de las emisiones de GEI asociadas a las áreas urbanas y rurales. Además, impulsa un desarrollo ordenado del área urbana, localizando las zonas de expansión, sus condiciones ambientales, su nivel de riesgo climático y su conectividad a través de las determinantes de la estructura vial.

También se destaca que proyectos como potenciar la instalación de energías renovables y la renovación de buses pueden obtener financiamiento internacional.

Este estudio nos permite saber cuáles son los sectores con mayores emisiones de gases de efecto invernadero de nuestra ciudad y podemos planificar estrategias y acciones para reducir esas emisiones. Esto mejora también nuestra capacidad y posibilidades para acceder a recursos nacionales e internacionales de financiamiento para estos fines”, indica Agustín Casanova, alcalde de Portoviejo.

Añade que la información levantada fortalecerá el modelo de gestión de la ciudad y el plan de desarrollo a 2035 y que, según afirma, van relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Loja

Para Loja, capital de la provincia del mismo nombre, el estudio afirma que el déficit de infraestructura de saneamiento a nivel rural y la concentración de los servicios educativos y de salud en centros urbanos han provocado un crecimiento desordenado con tendencia a la urbanización y con gran incidencia sobre las áreas periféricas y faldas de cerros que limitan con la ciudad.

Foto: Archivo

Esta situación ha generado también conflictos ambientales y sociales, la degradación de bienes naturales y, en definitiva, un incremento de la exposición y vulnerabilidad de la población frente a la ocurrencia de eventos potencialmente adversos.

Se espera que la ciudad experimente un aumento de las temperaturas entre 3 y 6 grados Aunque también habría climas muy fríos. Además, lluvias intensas e inundaciones.

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Otro de los factores son los deslizamientos de tierra. La amenaza alta se concentra principalmente en la mitad oeste de la zona urbana, siendo los barrios de Sucre y Carigán los más afectados en extensión y en menor proporción el barrio de Punzara. Dichas áreas están habitadas por más de 50.000 personas.

La CAF reconoce que el cabildo lojano está aplicando programas que incluyen resiliencia al cambio climático. Sin embargo, también realiza varias recomendaciones, entre ellas están inventariar características ambientales de espacios identificados (especies arbóreas y vegetales existentes, la capacidad de infiltración del terreno, el nivel de amortiguamiento de la subida de temperaturas…) con el objeto de optimizar las acciones de conservación o restauración.

Si no tomamos medidas tempranas, será más difícil y costoso adaptarse a estos efectos en el futuro. En este sentido, se requiere la atención de políticas públicas desde una óptica global hasta un compromiso individual”, señala Diego Ramón Mendieta, director de la Unidad de Regeneración Urbana del Municipio de Loja. Además, afirma que este estudio ha clarificado las herramientas que se deben utilizar para seguir aplicando acciones para la resiliencia al cambio climático.

Santa Cruz

Por último, el informe detalla la situación de las isla Santa Cruz, en Galápagos. Puerto Ayora, capital de la isla, se ve afectada seriamente por inundaciones pluviales procedentes directamente del agua de lluvia, dado que estas no pueden ser evacuadas y se acumulan sobre las vías asfaltadas. Las áreas con mayor nivel de peligro asociado coinciden con la avenida Padre Julio Herrera y av. Baltra, vías de acceso principal situadas al suroeste; calle Petrel y José Joaquín de Olmedo, en el sector más central; avenida Charles Darwin, Enrique Fuentes o Islas Plaza, en la zona más costera.

Santa Cruz, en Galápagos, sería afectada gravemente por el cambio climático. Foto: -- RODRIGO BUENDIA

También el incremento de días de olas de calor presenta valores más elevados para la parte más baja de Santa Cruz.

El aumento del nivel del mar es otra gran amenaza. Los valores medios proyectados de este aumento a finales de siglo se aproximan a 30 centímetros. Este incremento tendrá incidencia potencial sobre las áreas y ecosistemas costeros de la isla, tales como bahías, playas y manglares, pudiendo llegar a impactar sobre su infraestructura portuaria a finales de siglo.

Los tsunamis también son un riesgo. En Puerto Ayora, un total de 2.415 personas se encuentran expuestas a fenómenos como estos, según la investigación.

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Además, el 90 % de los bloques construidos en el barrio El Mirador se ubican sobre áreas con niveles de peligrosidad por hundimiento altos o muy altos sin incertidumbre. Esto supone que más de 300 bloques están construidos sobre áreas expuestas a hundimientos previsiblemente. La CAF también realizó varias recomendaciones.

Nuestro compromiso es incluir las recomendaciones del proyecto en el plan de ordenamiento territorial y de desarrollo sostenible, dando la supremacía necesaria a la gestión territorial, a las relaciones suelo-agua y a las relaciones de los asentamientos humanos con los medios de vida”, indica Ángel Yánez, alcalde de Santa Cruz.

Para el funcionario la “mayor preocupación” son las lluvias torrenciales que afectan la infraestructura pública y privada, los servicios ambientales. Además, las sequías que perjudican a la seguridad alimentaria, con altos costos sociales, económicos y ambientales. (I)