En 2001 Guayaquil contaba con 1’800.000 habitantes y 19 años después, en 2020, esta cifra ascendió a 2,7 millones. La infraestructura se ha ampliado. Edificios, urbanizaciones, ciudadelas, calles, puentes, pasos a desnivel se han construido en los últimos años.

La ciudad ha crecido tanto que hoy se habla del “gran Guayaquil”, que incluye cantones como Daule, Salitre, Samborondón y Durán.

Si bien este desarrollo ha sido vital para la economía local y nacional, ha traído consigo el aumento de emisiones de carbono y el uso de recursos naturales lo que presenta grandes desafíos para la ciudad.

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Sostenibilidad y autosuficiencia, eficiencia energética, accesibilidad, espacios naturales, inteligencia e innovación son temas que se debaten para el Guayaquil del presente.

Expertos y organizaciones ambientales han visto con positivismo la apertura que ha dado la actual administración municipal para analizar los temas antes mencionados. De hecho, dentro del plan maestro de la ciudad, con apoyo de expertos y catedráticos, se contempla un eje de sostenibilidad.

Más árboles, más espacios verdes, más espacio para el peatón”, ha repetido en varias entrevistas la alcaldesa Cynthia Viteri.

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La creación de la Dirección de Urbanismo, Planificación y Ordenamiento Territorial, la ampliación y construcción de nuevas ciclovías, la reinvención del espacio público, la siembra de árboles nativos, uso de luces ledes en la obra municipal son algunos de las aspectos implementados para lograr a mediano y largo plazo una ciudad sostenible.

Tenemos el compromiso de entregar una ciudad más verde a las siguientes generaciones integrando los parques (con el compromiso de mejorar su cobertura vegetal), los parterres, y todo lugar donde se pueda sembrar arbustos y plantas ornamentales”, afirma Bolívar Coloma, director de Ambiente del Municipio.

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La integración contempla las áreas naturales como cerro Paraíso.

La conservación de los árboles patrimoniales de la ciudad es otra de las iniciativas que destaca Andrea Fiallos, directora de Fundación La Iguana.

“Es importante que Guayaquil empiece a tener los estándares de ciudades como Medellín (Colombia) que destacan por sus planes de sostenibilidad”, asegura.

Sin embargo, el cabildo también ha recibido críticas. El estudio para construir un puente debajo de Cerro Blanco, que conecte al nuevo aeropuerto en Daular, el apoyo a la expansión urbano-horizontal en la vía a la costa, la posibilidad de una segunda fase de la Aerovía y la falta de un plan integral han generado controversia.

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Sobre los planes de vivienda, Viteri ha asegurado que es una forma ‘planificada’ de crecer para la ciudad, crear empleo y combatir las invasiones que por décadas hicieron que Guayaquil se expandiera de forma desordenada e insegura.

Incluso, hace poco se anunció un plan habitacional en Monte Sinaí, zona donde existen traficantes de tierra.

Para Henry Yandún, vocero de Constructores Positivos, ciudades como Guayaquil deben apostarle al crecimiento urbano-vertical, ya que la densidad poblacional es poca en comparación con el área de la ciudad, es decir, hay mucho terreno para un número determinado de personas.

Afirma que tener ciudades amplias genera gran impacto ambiental y económico. Se necesitan más calles, más sistemas de transporte para conectar a este tipo de ciudades lo que incrementa la huella de carbono. También aumenta el costo y tiempo de movilización de los ciudadanos, añade.

Según Yandún, se necesita motivar la construcción de edificios ecoeficientes basados en la capacidad de los sistemas de alcantarillado, eléctrico y de agua potable disponibles: “Los jóvenes quieren departamentos en edificios que tengan amplias áreas sociales”.

Otro de los factores pendientes es la consolidación de planes para la adaptación de Guayaquil al cambio climático. Dado que más del 90 % de todos los centros urbanos se encuentran ubicados en zonas costeras, las ciudades enfrentan crecientes riesgos de ser afectadas por devastadores huracanes, inundaciones y otros peligros naturales que están ocurriendo cada vez con más frecuencia y mayor intensidad, indica el Banco Mundial.

Guayaquil, en varias ocasiones, ha tenido problemas con las inundaciones, especialmente cuando hay marea alta.

Yandún afirma que una idea sería incentivar, a través de la eliminación de tasas o impuestos, a las constructoras para que reforesten determinados bosques o áreas seleccionadas por el cabildo. “El objetivo es que la ciudad deje de aportar al cambio climático”.

Sin duda la ciudad ha dado pasos hacia la sostenibilidad, pero todavía hay mucho por hacer si queremos dejar un Guayaquil verde, justo y equitativo para las nuevas generaciones. Hoy se celebra, en más de 30 países, el Día Internacional del Urbanismo. (I)