El nuevo hogar de monos aulladores, tortugas, ranas y otras especies es la reserva natural Ninacuro, compuesta por 5.500 hectáreas y ubicada en San Lorenzo, en Esmeraldas.

Este lugar, donde predominan el bosque y áreas de protección ribereña, carbono y conservación, fue inaugurado este mes por la marca Ninacuro, del Grupo La Fabril.

Esta compañía emprendió desde el 2018 actividades de preservación como monitoreo satelital y patrullaje del terreno, ahora denominado reserva natural.

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“La zona está ubicada en un territorio de incidencia del Grupo La Fabril, tras identificar que es un espacio importante al ser un pulmón para el país y el mundo, decidimos tomar acciones efectivas para su conservación”, menciona José Pardo, jefe de División Cuidado Personal de La Fabril.

En la reserva habitan más de 70 especies de animales tales como la rana arbórea de palmar, rana de cristal, tortuga de cabeza pintada, colibrí piquidentado, patiamarillo menor, golondrina tijereta, garceta azul, entre otros.

La rana kiki es una de las especies dentro de la reserva, ubicada en San Lorenzo. Foto: Cortesía Reserva Natural Ninacuro.

Y también habitan otras especies, que ahora están en peligro de extinción, como la rana de cristal del litoral o la cecilia del río lita, la cual se encuentra en categoría de vulnerable. A este grupo se suman la Rhinoclemmys melanosterna, también llamada tortuga cabeza o el Dacnis berlepschi, un ave de pecho rojo.

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Esta reserva además está compuesta por áreas y bosques con vegetación que cumplen funciones ecológicas para el ecosistema, los cuales se complementan con tipos de flora como zapote de monte, nato y cacao de monte. Esta última está en peligro a nivel nacional debido a la tala indiscriminada, minería ilegal y otras actividades antrópicas.

“Su hábitat está fragmentado y la ha llevado a ser categorizada como una especie en peligro. Asimismo, el zapote de monte es una especie casi endémica, categorizada en peligro”, señala Pardo.

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En la reserva natural Ninacuro se realizan dos acciones. La primera es un mapeo satelital de las plantaciones para identificar alertas de deforestación. Esto se ejecuta a través de la plataforma de verificación satelital Starling.

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Otra de las acciones son los patrullajes diarios con guardabosques para evitar los asentamientos de minería ilegal en la zona. Esto se realiza en cooperación con la Armada Nacional y la Policía Nacional.

“Queremos que la reserva natural sea un referente en temas ambientales y de conservación. Las fases de estudio y de accesibilidad para visitantes nos permitirán sumarnos al cuidado del medio ambiente y aportar a la sociedad ecuatoriana; nuestro principal objetivo es su cuidado y preservación”, dice Pardo.

Más de 70 especies habitan hasta ahora en la nueva reserva natural Ninacuro. Foto: Cortesía Reserva Natural Ninacuro.

Este proyecto contempla varias fases. Ahora están en la fase de exploración e identificación del total de las especies que ahí habitan. A la par realizan la difusión de lo que es la reserva con la comunidad para que conozca los tipos de especies que tiene. Luego vendrá la fase de ingreso de turistas.

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“Ninacuro tiene como propósito de marca reconectar a los ecuatorianos con lo mejor de la naturaleza. Estamos comprometidos con el medio ambiente y su preservación desde diferentes campos de acción, los cuales respaldan la esencia y trabajo de la empresa. Nuestros procesos son sostenibles y responsables con el planeta, ya que no explotan ni degradan los bosques”, precisa Pardo.

En tanto, la compañía lleva adelante una campaña para aportar a la preservación de la reserva y consiste en la preservación de un metro cuadrado de bosque por la compra de cada jabón.

“Por ello, el papel de la comunidad es crucial en este proyecto para que se conviertan en protectores de la reserva”, manifiesta Pardo.

Por otro lado, en 2020 la empresa plantó 10.000 árboles, creándose así el bosque de La Esperanza en Cayambe Coca, donde albergan especies. (I)