En julio de 2020 un grupo de científicos y médicos visitaron, debido a un brote de COVID-19, una pequeña comunidad indígena en la Amazonía ecuatoriana compuesta por 47 personas. La comunidad estaba aislada y solo se podía acceder a ella por avioneta. En el sitio habitan tres perros ‘vagabundos’ con características de ferales o asilvestrados que eran cercanos a varios miembros de la comunidad.