El cine ha abordado de algunas maneras la crianza de un padre soltero con su hija. A las mentes más millennials probablemente venga la referencia de No se aceptan devoluciones, filme en el que Eugenio Derbez y Loreto Peralta nos regalan una conmovedora historia en la que un hombre se ve obligado a abandonar su desenfrenada vida de soltero para abruptamente asumir las responsabilidades de un papá.

Puede haber varios motivos que lleven a un hombre a asumir a solas la paternidad de una hija: pérdidas, abandono, viaje o custodia. Y son estos motivos los que van a marcar el contexto de crianza. “Lo primero que el padre piensa es cómo va a equilibrar sus responsabilidades laborales con el cuidado del hogar sin descuidar otros aspectos de su vida que son relevantes. Devienen muchas dudas en la mente de este padre: cómo cuidar a su hija, peinarla, asearla y construir un entorno sano para ella”, dice la psicóloga clínica Katiuska Delgado.

Se ha enfrentado a pacientes que colapsan porque no saben cómo afrontar este rol. “Pasan por su mente muchas dudas, inclusive miedo a fracasar en su función paterna y dudan de lo que pueden hacer o no”, indica.

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¿Un hombre puede ser un buen padre para su hija?

La respuesta es sí. Delgado afirma que el principal reto es lograr ser el modelo o ejemplo de la actitud masculina. “En lo social, lastimosamente, se sigue pensando que la madre es la única que puede criar y hablar con la hija, pero se deben romper estos estereotipos que perjudican la confianza para crear y construir nuevos vínculos. El padre debe aprender sobre las necesidades de su hija para lograr cumplir esa función”.

Educarse en el camino

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Ante la desesperación, la calma, y de la mano, la preparación. El psicólogo Ángel Carrasco, de la clínica Neuroinnova, recuerda que no hay un manual de cómo ser los padres perfectos, pero para eso existe la autoeducación. “El hombre debe empoderarse de temas como la autonomía, límites, las búsquedas en temas de igualdad. Rompiendo la estructura generacional, ya que lo primero que debe hacer un padre es romper esa ideología machista e informarse”, señala y agrega que también puede pedir ayuda a una figura femenina de su familia.

Afinidad entre padre e hija

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En la mayoría de los casos se puede percibir que el vínculo entre padre e hija es mucho más especial. “Muchas niñas construyen su ideal de amor con el padre, es una mezcla de cariño, ternura y admiración, Freud lo llamaba complejo de Electra”, explica Delgado, quien agrega que una niña de 3 a 4 años toma como fuente de inspiración a su padre. “Los padres son más protectores con sus hijas y también son más permisivos en todo, eso convierte al padre en el mejor, pero se debe tomar en cuenta que el padre debe enseñarle límites y que la generosidad no se convierta en abundante, porque eso afectará a la niña cuando no obtenga algo que quiere o anhela”.

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En esto coincide Carrasco, quien defiende la idea de no ser exageradamente permisivos y más bien dialogar para llegar a decisiones conjuntas.

Muchas niñas construyen su ideal de amor con el padre, es una mezcla de cariño, ternura y admiración, Freud lo llamaba complejo de Electra

Katiuska Delgado, psicóloga clínica

Hablar de temas ‘difíciles’

Las conversaciones incómodas deben existir, la familia siempre debe ser el lugar seguro de los hijos, en este caso el padre debe serlo para su hija. El psicólogo y terapeuta familiar Kevin Ubillús enfatiza en que la comunicación es vital y hay que estar listo para responder todas las preguntas que se dan en las diferentes etapas de una mujer. “Hay muchos papers, documentos, donde puedo leer qué es la menstruación, el enamoramiento, el despertar femenino, la sexualidad. Considero que las conversaciones desde un espacio de amor, donde se puede prohibir de un lado y posibilitar del otro, puede aportar muchísimo”, dice.

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Estos diálogos pueden ayudar a fortalecer la disciplina. “Hay que construir la comunicación sincera, la comunicación fluida desde el moldeado. Lo ideal es que tu hija siempre te busque cuando haya un problema y no que trate de ocultarlo de ti”, añade, por su parte, Carrasco.

No la sobreproteja

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Carrasco explica que la sobreprotección es uno de los mayores errores en los que cae un hombre con su hija. En un intento de brindar seguridad e impulsado por los peligros de la calle, intentan colocar a su hija adolescente en una burbuja, pero esto solo provocará en ella fragilidad, baja autoestima, paranoia e inseguridades. El especialista recomienda brindar métodos de defensa y consejos para que sepan cómo responder ante una alerta de peligro, prepararla.

En este punto, Delgado recuerda que los padres no pueden controlarlo todo. “Para no caer en la sobreprotección es necesario conocer cuando estamos realizando este acto, hacer un análisis de nuestro comportamiento y también saber cuándo debemos poner un límite, conocer que no todo está en nuestras manos y que también debemos darle un espacio a la niña para que logre desenvolverse sola en algunos aspectos de su vida”, indica.

Canalizar ausencias

Hay que tener claro algo, que la ausencia de la madre no se puede cubrir jamás, es una realidad con la que la niña aprenderá a convivir, ya que es física, emocional y psicológica. “Hay que cuidar que la niña no crezca con la creencia de que su familia es incompleta, enseñarle que existen varios tipos de familia ayuda a disminuir la angustia por la ausencia de la madre, es necesario ayudar a que la niña no tome esa ausencia como una carencia, y para eso debemos fomentar una alta autoestima, explicarle que no es su culpa la ausencia de la madre”, señala Delgado.

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Un consejo es que el padre enseñe a su hija a valorar a las personas que están presentes en su vida. “Se debe trabajar en un espacio psicológico dicha ausencia, porque negar e ignorar no significa sanar”.

Ubillús prefiere referirse a estas ausencias como suplencias, ya que pueden ser asumidas con amor por los abuelos, los tíos o algún otro pariente, quienes son un apoyo fundamental en la crianza de una hija.

Una nueva pareja

Cuando un padre decide rehacer su vida sentimental con una nueva persona y obtiene una reacción de resistencia por parte de su hija, puede tratarse de un síntoma de posesión que hay que atender con cuidado.

Ubillús recomienda hacer este proceso en compañía de un profesional para descubrir qué ocasiona el comportamiento. “A veces la hija tiene presente la memoria de la madre y quiere que se la conserve; o si no la conoció, puede que la adolescente quiera a su padre solo para ella, porque experimenta un sentimiento de pérdida. Yo recomiendo que vayan a terapia padre e hija”, concluye. (I)