Uno de los grandes placeres de la sociedad moderna es dejarse llevar por adquirir objetos desproporcionadamente y que van mucho más allá de las posibilidades económicas.

Esa necesidad irresistible, exasperante y abrumadora de comprar bienes a pesar de las consecuencias negativas que puede traer tiene un nombre.

De acuerdo con la psicóloga Elaine Cevallos Magallón (@psic_elaine_cevallos), este síndrome se lo conoce mundialmente como oniomanía.

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“Es una conducta que corresponde a un trastorno psicológico del control de impulsos de un individuo. Se caracteriza por un deseo incontrolable de realizar compras sin que estas sean realmente necesarias”, explica y agrega que quienes presentan esta condición responden a procesos automatizados que se dan para adormecer un malestar de situaciones que probablemente no han podido resolver.

Este trastorno está catalogado por la CIE-11 (clasificación internacional de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud), entre “otros trastornos especificados del control de los impulsos”.

“Si bien es cierto, el hecho de realizar una compra genera una sensación placentera, satisfactoria y gratificante para estas personas, si hablamos a nivel neuronal esto genera algo que nuestro cerebro reconoce como dopamina”, detalla Cevallos, quien prosigue y añade que en momentos posteriores a la compra habrá irritabilidad, sentimientos de culpa, ansiedad, lo que generará un ciclo o círculo vicioso.

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Ahora, la necesidad de satisfacer un vacío a través de las compras excesivas lo llevará a una evasión constante y a tener dificultades para afrontar situaciones que le estén causando malestar, estrés o depresión.

Compradores compulsivos.

Origen del trastorno

Este se puede dar por carencias afectivas o problemas de autoestima. “Cuando está vinculado a la falta de amor y respeto propio, es porque el sujeto de una u otra forma quiere siempre sentirse bien ubicado en el entorno social y siente que tiene que aparentar que todo está bajo control arriesgando su estabilidad económica”, afirma Cevallos.

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Otras de las causas más comunes de este tipo de adicción son el consumismo, la exposición frecuente a la publicidad y el fácil acceso a tiendas físicas y en línea.

Características de compradores compulsivos

Muchas personas hacen compras grandes, especialmente en situaciones especiales (como cumpleaños y días festivos). Pero gastar de más ocasionalmente no significa que usted sea o esté cerca de ser un comprador compulsivo.

De hecho, las compras compulsivas no tienen nada que ver con la cantidad de dinero que se gasta. Más bien es el alcance de la preocupación, el nivel de angustia personal y el desarrollo de consecuencias adversas lo que caracteriza esta peculiar condición.

Existen ciertos puntos que acompañan a este trastorno:

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  • Complicaciones para resistirse a la compra de artículos innecesarios.
  • Dificultad para distinguir entre el deseo y la necesidad.
  • Preocupación por tener artículos que no usará.
  • Poca o nula tolerancia a pasar por estados psicológicos desagradables, tales como el mal humor, la soledad, frustración y tristeza.
  • Intentos fallidos de controlar sus finanzas y gastos.

Según Cevallos, también es importante considerar y comprender que las conductas de un comprador compulsivo son similares a las de cualquier persona que esté con un problema de adicción.

Compradores compulsivos.

Lo que puede causar

Hay que tomar en cuenta ese círculo vicioso mencionado anteriormente por Cevallos.

“Entonces, ahí viene ese pensamiento de que, si tengo algunas dificultades en mi vida, debo drenarlas por medio de las compras, que me hacen sentir bien. Tras este viene la culpa y se tiene la necesidad de evadirla para calmar esa ansiedad presente. Así se convierte en un ciclo que no parece tener fin”, comenta.

Las compras compulsivas pueden resultar en deudas sustanciales, problemas legales debido a conductas riesgosas, como hurto y fraude, angustia e intranquilidad personal, conflictos matrimoniales en caso de tener pareja y poder llegar a desarrollar un trastorno de acaparamiento.

¿Cuáles serían las recomendaciones de una psicóloga o experta?

Que aquella persona que sufre de esta condición recurra mucho a observar sus necesidades de manera física. Esto quiere decir, por ejemplo, hacer un ejercicio de enlistar productos para poder procesar e identificar si realmente son necesarios o no.

“Esto lo necesitamos en casa, esto no, esto sí voy a utilizar... Encontrar esa utilidad y filtrar cada objeto o prenda ayudará a llegar a un balance temporal. Hay que buscar las herramientas necesarias o favorables para gestionar de una mejor manera las emociones, por eso es necesario acudir a profesionales de la salud, porque hay que trabajar en extraer el fondo de esta conducta”, manifiesta Cevallos.

Centrarse principalmente en adoptar hábitos de compra positivos, identificar qué desencadena la necesidad de gastar de manera compulsiva y aprender a controlar ese disparador será lo ideal y necesario para empezar a enfrentar la agobiante condición. (F)