Una de las relaciones más complejas en el núcleo familiar es la que se tiene con padrastros y madrastras. Es que por principio, ellos no son miembros originales de ese grupo de personas que se conocen de toda la vida, que saben, en gran parte, sus gustos, miedos y alegrías, y que tienen un sinnúmero de anécdotas que han moldeado sus dinámicas.

Desde allí ya hay una serie de situaciones complejas que la familia reconstituida con este nuevo integrante debe sortear por el bien de todos, pero especialmente por el bienestar de los hijos de por medio.

Si bien es cierto no todas las experiencias son positivas entre padrastros/madrastras e hijastros, muchos de ellos pueden llegar a desarrollar relaciones saludables y duraderas con los hijos de su nueva pareja tomando cuenta varias realidades.

Publicidad

Relación de hijastros con sus padrastros o madrastras

La compleja dinámica de padrastros y madrastras: cómo se integran a sus nuevas familias

Uno de los factores por lo que pasa la relación entre padrastros y los hijos de su actual pareja es la edad. “Si son niños pequeños, problemas pequeños y son niños grandes, problemas grandes”, resalta Sonnia Navas, psicóloga clínica y magíster en Terapia Familiar Sistémica.

A decir de la especialista, se espera que la convivencia del padrastro o madrastra sea más llevadera y afable con niños alrededor de los dos años, porque ellos son más flexibles, se integran más rápido, tienden a identificarse con facilidad con las personas a su alrededor. Además, explica, ”se esperaría que aprecien a ese niñito o niñita, para que pueda ir desarrollándose con más tranquilidad y con más seguridad en el tiempo”.

Conforme pasan los años, sobre todo al inicio de la etapa escolar, los niños se dan cuentan más de las situaciones de su hogar y empiezan a cuestionar todo. “Ya tienen nociones de la vida, en la escuela o colegio escuchan las historias de otros niños, sobre otras madres de familias, otros padres. Suelen tener ya una visión de lo que no les gusta”. Entonces señalarán, sin tanta delicadeza, que ese nuevo señor o señora en su casa no es su papá o no es su mamá. Y eso puede dar pie a un potencial conflicto, si no se ha pasado por un proceso adecuado de integración entre todos.

Publicidad

En la adolescencia es mucho más complicado el tema. El joven ya ha formado en gran parte su historia de vida y a ella se aferra en medio de estos cambios significativos. “Es preferible con ellos ser más realistas y bajar un poco las expectativas”, recomienda Navas. “En el tema de las familias reconstituidas hay que tener una cantidad de tolerancia muy, muy, grande”.

¿El padrastro es el nuevo padre? ¿La madrastra es la nueva madre?

Para Sonnia Navas es un craso error decirles a los hijos que la nueva pareja es su nuevo papá o nueva mamá. Eso puede provocar un conflicto de identidad. “Los papás no pueden ser nuevos o viejos, los papás son seres humanos que engendraron a un hijo. Un niño no llega a una familia sin ser el hijo de alguien”, recalca la psicóloga.

Publicidad

Comúnmente se llama padrastro o madrastra a una persona que ejerce de padre o madre sin serlo biológicamente. Pero incluso esta etiqueta puede actuar como una presión innecesaria en este individuo, reconoce Navas a partir de su experiencia. “Tampoco se va a sentir muy cómodo sabiendo que le están dando una etiqueta de algo que no tiene por qué ser”, ilustra. Sin duda, “uno puede tenerle afecto a los hijos de padres divorciados, de familias ensambladas: tiene que tener afecto, pero no es una buena idea poner presiones ni etiquetas, porque eso en el tiempo genera rivalidades o reproches”.

Entonces el padrastro o madrastra bien podría ser, primero, un buen amigo de la familia. “Suena bien ‘el esposo de la mamá’ o ‘la esposa de mi papá', porque de esta persona adulta no tenemos la certeza si está lista para ingresar a la familia, así como los otros miembros del sistema familiar no sabemos si están listos para aceptarla”.

Cuáles son los roles del padrastro y madrastra

La compleja dinámica de padrastros y madrastras: cómo se integran a sus nuevas familias

El psicólogo norteamericano Seth Meyers señala que ser padrastro o madrastra requiere un tipo único de paciencia y cuidado, en efecto, su papel es más complejo de lo que se piensa habitualmente. Para él cinco principios deben regir en la dinámica de padrastros y madrastras en su nueva familia.

En primer lugar, el padrastro debe saber que no puede intentar fingir que en algún momento será el padre del niño. “Antes de que el padrastro entrara en escena, el niño y el padre o padres originales formaban el círculo interno. El padrastro sabio nunca olvida esto, esperando que algún día pueda ocupar un papel importante en la vida del niño, pero al mismo tiempo entendiendo que ese vínculo no puede ser forzado”, dice Meyers.

Publicidad

En segundo lugar, el padrastro nunca debe competir por ser mejor o más importante que el padre biológico. Se pueden causar enormes daños y ansiedad cuando un padrastro inseguro, necesitado o impulsado por el ego intenta ser más necesitado por el niño que el otro padre.

En tercer lugar, el padrastro jamás debería sentirse excluido o amenazado por la historia familiar antes de que entrara en escena. Debe respetar la historia de la familia que va a integrar.

El padrastro es en gran medida desinteresado en sus interacciones con el niño. En otras palabras, debe recordar que los sentimientos del niño son más importantes que los suyos.

Finalmente, el padrastro está consciente de que también debe estar atento a gestionar sus emociones con los grupos adecuados, que los haga sentir bien, con la madurez para afrontar que no siempre estará libre de frustraciones

¿Cuándo integrar el padrastro o madrastra a la nueva familia?

Para Sonnia Navas no es favorable para los hijos que sus padres lleven a su nueva pareja al hogar tan pronto les parezca posible, como por ejemplo, a los tres o seis meses de salir juntos.

“La familia está intentando hacer todo lo mejor posible para que se ensamble bien esta nueva versión del sistema familiar, pero eso lleva años. Para hacer este movimiento, yo diría que se tomen mínimo un año, para mí el ensamble puede tomar dos años, o más. Y eso hablando en el caso de niños pequeños”, puntualiza Navas.

Mientras mayor sea el niño, el tiempo para que se de el cambio también se alarga. Y es más complicado aún si hay más de un hijo y de diferentes edades.

La compleja dinámica de padrastros y madrastras: cómo se integran a sus nuevas familias

“Este es un tema en donde uno tiene que mirar con lupa cada pequeño detalle y hacerle saber al nuevo integrante (padrastro o madrastra) detalles sobre sus hijos”, dice la terapeuta. Y la otra parte también conocer sobre los hijos de su nueva pareja, de darse el caso que los dos tengan hijos de compromisos anteriores. Porque al juntarlos a todos pueden sobrevenir problemas de competitividad, otros pueden conectar, otros pueden sentirse incómodos. Alguno querrá irse a vivir con otro familiar, y esa tampoco es la idea.

Sonnia Navas aconseja que se desarrolle una transición progresiva, que empiece con pequeños encuentros casuales, nada forzado y sin compromisos. Lo ideal que este proceso esté acompañado de un psicólogo o psicóloga. (F)