El ajo es una planta originaria de Asia occidental que fue introducida al Mediterráneo hace más de siete mil años, donde comenzó a ser cultivada por los griegos y romanos. Su nombre original, allium, proviene del latín que a su vez viene de un término celta que significa “quemar”, haciendo referencia a su olor picante y áspero al olfato humano, que de hecho es una de sus características principales.