Un día como hoy, el 12 de junio de 2019, el pleno de la Corte Constitucional de Ecuador aprobó el matrimonio civil entre las personas del mismo sexo, en una votación histórica para el país.

Esta decisión fue celebrada especialmente por la comunidad LGBTIQ+ con plantones en varios sectores del país, pues representó un importante logro en términos de derechos.

Las celebraciones de nuevos matrimonios registran un descenso en los primeros cuatro meses del año

El proceso en Ecuador empezó en el 2013 cuando Pamela Troya y Gabriela Correa trataron de casarse en el Registro Civil de Quito, pero su solicitud fue rechazada. Lo mismo pasó con otra pareja en el 2018, quienes también se sumaron a esta lucha.

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Es así como desde hace cinco años en Ecuador el matrimonio civil igualitario es legal, y para su ejecución se deben cumplir los mismos requisitos que cumple una pareja heterosexual.

Según datos proporcionados por el Registro Civil a EL UNIVERSO, de enero de 2024 al 31 de mayo de 2024 se han inscrito 124 matrimonios del mismo sexo. Mientras que el año pasado (enero a diciembre de 2023) se inscribieron 267 matrimonios del mismo sexo.

Ecuador se convirtió en el quinto país de América del Sur en legalizar el matrimonio igualitario, luego de Argentina, Uruguay, Brasil y Colombia.

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¿Dónde aún es penalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo?

¿Bajo qué figuras se casan las personas del mismo sexo?

En Ecuador dejó de ser un impedimento unirse en matrimonio con otra persona del mismo sexo. Las personas de la comunidad LGBTI pueden sellar su historia de amor, bajo las mismas figuras legales que una pareja heterosexual, es decir, pueden celebrar una boda civil o una unión de hecho. “Las parejas homosexuales tienen los mismos derechos, y las mismas opciones”, apunta Silvia Buendía, abogada especialista en derechos humanos.

Afirma que la unión civil entre parejas homosexuales ha incrementado de a poco, luego que el primer año la respuesta no haya sido inmediata. “No necesariamente por un cambio en una reforma en la norma, cambian las conductas de los patrones socioculturales (inmediatamente)”, dice.

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“Con el tiempo estamos consiguiendo normalizar estos eventos”, indica Buendía.

Hasta el momento no está permitido que la Iglesia católica celebre un matrimonio eclesiástico entre parejas homosexuales. Sin embargo, el año pasado el Vaticano abrió la posibilidad para la bendición de parejas del mismo sexo y en situación irregular, “sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el matrimonio”.

“A mí personalmente las religiones en este tema no es algo que me preocupe demasiado, porque la lucha siempre fue una lucha por derechos, desde el punto de vista del código civil”, declara Buendía al respecto, pero “es un indicio y una apertura que va a llegar igual”, expresa.

La adopción: la próxima lucha

Pese al logro obtenido con el reconocimiento del matrimonio igualitario en el Registro Civil, todavía hay temas pendientes en las esferas legales, y uno de esas es la adopción.

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El artículo 68 de la Constitución del Ecuador señala: “La adopción corresponderá solo a parejas de distinto sexo”.

“Eso vuelve a ser una incongruencia en una constitución que todo el tiempo está hablando de igualdad, y que está hablando de inclusión. Con el mismo criterio que a una pareja del mismo sexo no se lo puede impedir casarse, tampoco se le puede impedir acceder a la adopción de niños o niñas. Eso falta, y en cualquier momento la Corte Constitucional tiene que interpretar la Constitución y resaltar que eso es ilegítimo”, enfatiza Buendía, quien dice que esto es el siguiente paso en temas de conquista judicial.

Cinco años cumpliendo sus sueños

Foto: Cortesía Pamela Troya. Foto: Alfredo Cárdenas.

Aunque varios sectores de la sociedad auguraron problemas o nefastas consecuencias a la aprobación del matrimonio igualitario en Ecuador, en opinión de la activista Pamela Troya, la primera en ejercer este derecho en 2019, ninguno de esos oscuros presagios se ha realizado.

Lo que sí ocurrió, dijo en una entrevista a este Diario, es que la ganadora de MasterChef Celebrity Ecuador, Nikki Mackliff, contrajo matrimonio con su novia el pasado fin de semana.

Nikki Mackliff comparte tiernas fotografías de su boda en la playa

“Y nada de eso habría pasado si no se hubiera aprobado el matrimonio igualitario. Mi lectura es que le hemos dado la posibilidad, a la gente que tiene una orientación sexual diversa, de que puedan soñar con que pueden construir familias y que si se equivocan y se divorcian, pues es parte de la vida también. Es importante que todas las personas tengamos derechos independientemente de la orientación sexual con la que nos identificamos”.

Recuerda que esa lucha llevaba también un componente simbólico que aspiraba a que las parejas del mismo sexo puedan festejar su unión, como lo hacen ahora, con fotos de la celebración en redes sociales. “Con orgullo. Y se ponen sus mejores trajes, invitan a su familia en el caso de que la familia sea de mente abierta, a sus amigos, a sus amigas, y ese es un acto que se conecta a la dignidad de la condición humana. El poder sentirte una persona con el derecho de tener un plan de vida y que si ese plan de vida tiene en su mira el casarse, que puedas acceder a eso sin ninguna contradicción u oposición”.

Activistas Pamela Troya y Gabriela Correa realizaron su matrimonio civil

Aunque percibe que la conversación sobre el matrimonio igualitario se ha ampliado favorablemente, Pamela lamenta que aún existan parte de la población que elija “permanecer en la ignorancia”, pese a contar hoy con vasta información a su alcance.

“Lamentablemente todavía hay quienes tienen estas taras, que permanecen de una manera voluntaria en la ignorancia, que todavía tienen imaginarios negativos sobre el tema de la diversidad sexo genérica”, expresa.

Sin embargo, la batalla que comenzó hace once años y que se conquistó el 12 de junio de 2019, también permitió educar a más personas sobre el tema. Recuerda que si bien poner el tema sobre la mesa fue difícil en un inicio, cada vez más periodistas, columnistas, juristas escritores y escritoras, artistas, actrices y la ciudadanía, en general, se convirtieron poco a poco siendo voceros a su manera del tema.

“Es algo que yo llevo hasta ahora en el corazón con muchísima gratitud (...) La sociedad fue comprendiendo con profunda empatía que esto era un tema de derechos y de dignidad”.

Hoy Pamela se siente como una activista jubilada (hay quienes respetan y también odian esa decisión) y cree que es el momento de que sean las nuevas generaciones de activistas quienes se pregunten cuáles son los siguientes pasos en la lucha.

“Yo siento que mi proceso personal está por otro lado. Nunca dejaré de tener mi corazón activista y de haber sentido que fui parte de un proceso histórico. Y creo que es importante que las actuales organizaciones y colectivos en general y los futuros activismos tracen su propio futuro sobre qué viene”, reflexiona.

“El estar seis años sosteniendo todo, inclusive en detrimento de mi propia salud mental y de mi propia condición económica, no fue fácil. Hasta ahora llevo las secuelas de haber sido el rostro del matrimonio igualitario”, confiesa. “Pero no me arrepiento, incluso el evento mismo de casarme más allá del final que tuvo mi relación, pero eso no le quita lo que conseguimos, eso no le quita el significado de lo que fue lograr el matrimonio igualitario”. (I)