Le tomó seis horas en carro más mediodía de caminata llegar. Es un sitio ideal para la observación de cóndores en la reserva ecológica privada Hacienda Yanahurco, en Napo.

Allí, la actividad humana es mínima; sin embargo, lo que vio preocupó a Fabricio Narváez, técnico de la Fundación Cóndor Andino Ecuador. “Me encontré con tres manadas de perros ferales. No es la primera vez que los veo. Están en áreas protegidas. Me topé a una perra con su camada en la zona de El Altar (a 20 kilómetros de Riobamba)”, dice.

Los avistamientos de jaurías de perros domésticos que se volvieron asilvestrados o ferales, por descuido de sus dueños, en hábitats naturales son más frecuentes, según Narváez.

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“A lo largo de todo el tiempo que vengo investigando al cóndor andino no existe un solo páramo en el que no me haya encontrado con al menos una jauría atacando o persiguiendo a animales silvestres”, afirma.

Una cría de saíno fue atacada, el domingo pasado, por un perro en el kilómetro 62 vía a la costa. Foto: Cortesía Proyecto Sacha

En la Reserva Ecológica Cayambe-Coca, entre las provincias de Imbabura, Napo, Pichincha y Sucumbíos, también se han registrado ataques de estos caninos a otras especies, afirma Yvonne Roca, directora de Fundación Rescate Animal.

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Esto motivó que Roca y otros expertos realicen una campaña de esterilización en la zona en noviembre del año pasado.

“Nos contactó un trabajador de Celec (Corporación Eléctrica del Ecuador) como parte del programa de remediación ambiental de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, ya que están intentando combatir la sobrepoblación de animales (perros y gatos) en la zona”, dice.

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Añade que este aumento se habría dado por la construcción de la carretera que lleva a la hidroeléctrica, ya que las comunidades del sector se movilizan por la carretera, llevando a sus mascotas que luego se reproducen sin control.

“Hay animales que se han ido asilvestrando y se han hecho ferales. Es un área protegida y perros y gatos son especies introducidas”, señala.

Roca agrega que la falta de educación de las personas, sobre todo en comunidades rurales, ocasiona que se resistan a esterilizar a sus mascotas.

“Fuimos a cuatro parroquias. Hicimos 36 cirugías. No hay control, hay muchos animales, hay gente que no quiere la cirugía, que quieren tener un cachorro de su perro, pero en una sola camada tienen diez y luego no saben qué hacer, entonces los abandonan o los matan”.

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Especialistas de Rescate Animal realizaron una campaña de esterilización en cuatro parroquias de la Reserva Cayambe Coca. Foto: Cortesía Rescate Animal 

Al sur de Ecuador, en Loja, Cañar y Azuay, también hay problemas con perros asilvestrados, asegura Ernesto Arbeláez, director del Bioparque Amaru ubicado en Cuenca. Sostiene que aparte de atacar a las especies silvestres, los caninos se comen las carroñas de los osos de anteojos, cóndores, pumas y jaguares.

“En el campo las personas tienen sueltos a los perros, cuando olfatean algún alimento o animal se mueven grandes distancias. Dejamos carroña para monitorear cóndores a 7 kilómetros de las comunas y hasta allá llegan”, dice.

Arbeláez asegura que estos animales también atacan al ganado vacuno y los comuneros asumen que los culpables son animales silvestres grandes.

“El año pasado en el cantón Gualaceo (Azuay) hubo un ataque de perros a cuatro vacas y la gente culpó al oso, pero verificamos y fueron perros”.

Si bien osos, cóndores, pumas o jaguares también atacan al ganado por la pérdida de su hábitat, los perros domésticos asilvestrados también lo hacen. Foto: Fabricio Narváez / Fundación Cóndor Andino Ecuador

El especialista asegura que al año cerca de 400 animales silvestres llegan al Bioparque Amaru víctimas del conflicto con el hombre. La mayoría de venados que llegan sufren ataques de perros.

“Todas las ocasiones que nos llegaron tapires, una especie en peligro crítico de extinción en el país, fueron por ataque de perros. Han llegado con rasguños y heridas tan profundas que les ha causado la muerte”, añade.

Galo Zapata, miembro de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WSC, por sus siglas en inglés), ha estudiado la afectación de perros en páramos ecuatorianos.

Indica que los resultados son alarmantes: “Están depredando a carnívoros pequeños, compitiendo por presas, pueden contagiar enfermedades y hacen bullying a otras especies. Persiguen a coatíes, zorrillos, los matan, pero no se los comen”.

En agosto de 2018, el zoológico de Quito en Guyllabamba, sacrificó a un lobo de páramo, que fue encontrado con la cola mutilada en Imbabura, luego de que los exámenes médicos confirmaran que padecía distemper canino (moquillo).

“Lo más probable es que lo contagió un perro doméstico. Es el primer caso documentado (en el país)”, dice Shady Heredia, veterinaria del zoológico.

Un lobo de páramo fue sacrificado porque contrajo moquillo de un perro doméstico. F0to: Cortesía

Todos los expertos concuerdan que el Gobierno Central y municipios deben realizar programas de educación sobre el buen cuidado de mascotas y campañas de esterilización.

Sin embargo, para controlar a las actuales jaurías de perros asilvestrados y ferales se deben aplicar métodos más drásticos.

“En áreas protegidas (...) deben atrapar a los perros y eutanasiarlos. No que se les dispare o envenene sino sacrificarlos de forma humanitaria. Los perros ferales no se pueden dar en adopción”, señala Heredia. (I)

 

Los perros cuando se unen actúan como lobos, conforman jaurías y matan a los animales de los comuneros creando otro conflicto humano animal". Andrés Ortega, veterinario

 

El control de perros se debe hacer en todo el país no solo en áreas protegidas ya que estos perros vienen de las comunidades y ciudades cercanas”. Sebastian Kohn, Fundación Cóndor Andino Ecuador