El uso masivo de leña para estufas, cocinas y chimeneas para combatir el frío en el duro invierno austral dispara cada año los índices de contaminación en el exuberante sur de Chile, donde seis ciudades integran la lista de las diez urbes más contaminadas de América Latina.

El aire que respiran buena parte de los ciudadanos en los principales centros urbanos del sur de Chile triplica el nivel de material particulado (MP 2,5) recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 10 microgramos por m3, según datos oficiales, aunque se pueden registrar picos muy superiores.

Un estudio sobre calidad del aire elaborado por Greenpeace y Airvisual sitúa a Padre de las Casas, ubicada a 680 km al sur de Santiago y con una población de 76.000 habitantes, como la ciudad más contaminada de América Latina, con 43,3 microgramos por m3.

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Le siguen Osorno (38,2), Coyhaique (34,2), Valdivia (33,3), Temuco (30,4) y Linares (25,5), mientras que Santiago, la capital chilena con 6,5 millones de habitantes, registra 29,4.

En la capital se han registrado en las últimas semanas siete preemergencias ambientales que han llevado a los colegios a suspender las actividades de educación física, mientras que en Coyhaique, con 50.000 habitantes, estaba este miércoles en alerta, que llevó a las autoridades a limitar a unas horas el uso de estufas.

"Estamos sufriendo la degradación del aire en los núcleos urbanos del sur de Chile por el uso de leña que aumenta el material particulado especialmente en los momentos del año cuando hace más frío, donde la calefacción se vuelve más necesaria", dice a la agencia de noticias AFP Matías Asun, director de Greenpeace Chile.

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Entre 3.800 y 4.000 personas mueren cada año debido a la contaminación del aire, según las autoridades, que señalan que al menos 8 millones de personas están expuestas a niveles de polución más altos de lo recomendable.

Problema cultural

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En el sur del país, el 90% de la población utiliza estufas a leña sin sistemas anticontaminantes para protegerse de las crudas temperaturas del invierno austral, que suelen caer por debajo de los cero grados. 

"El problema es que la venta de leña no está regulada, no está declarada como combustible, no está fiscalizada y los aparatos que se utilizan para quemarla son obsoletos", explica Sara Larraín, directora de la oenegé Chile Sustentable, para quien se trata de un "problema cultural".

El menor costo de la leña en relación a otros combustibles como la energía eléctrica o el gas contribuyen a que la gente prefiera esta opción para combatir el frío.

En total, 75 kilos de leña cuestan en torno a los 44 dólares y alcanzan para calentar una casa durante un mes, mientras que la factura de gas se dispara a los 150 dólares para calentar el mismo espacio.

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"No solo es su menor costo a comparación de otros combustibles como la parafina o el gas, el calor emitido de la leña cubre un mayor espacio y es más agradable", explica a la AFP Ernesto Gramsh, experto en contaminación atmosférica y ambiental de la Universidad de Santiago.

Medidas urgentes

"Ya sabemos que nuestro estándar de contaminación es malo a nivel regional. Ahora debemos tomar medidas urgentes", advierte Asún.

El gobierno chileno implementó planes de descontaminación atmosférica en las zonas más afectadas del sur del país en los que se incluye la prohibición de usar leña húmeda, que es un 25% más contaminante que la seca, el uso indiscriminado de estufas y quemar madera al aire libre.

"Los planes del gobierno parecen no haber dado resultado ya que la contaminación en el sur de Chile se mantiene y en algunas ciudades ha aumentado", afirma Gramsh.

Además del necesario cambio cultural para dejar de usar leña para calentarse, los expertos consideran también muy importante acelerar el proceso de descarbonización de la matriz energética de Chile -el 41% depende del carbón- anunciado recientemente por el gobierno y que pretende que para 2050 el total de la energía proceda de fuentes renovables.

Chile albergará en diciembre la COP25, la gran cita anual que debate las medidas a adoptar por todos los países del planeta para reducir las emisiones que causan el calentamiento del planeta. (I)