“Cuando todo se arregle serán los primeros a quienes contactemos”, esa fue la respuesta que recibió Ana Lucía (nombre protegido) de su jefe inmediato hace varios días.

Ella laboró por cinco meses en una agencia de viajes en Guayaquil y ahora su trabajo está suspendido por la emergencia sanitaria.

“La empresa en la que estaba laborando nos ha pedido que tomemos un descanso en nuestros hogares porque no hay ventas”, dice Ana Lucía, quien afirma vivir en medio de la incertidumbre de tener o no ingresos en el futuro.

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Lo mismo siente Gardenia Mera y Adriana Procel. Ellas vendían mercadería por catálogo y ya sienten los efectos económicos del coronavirus.

Por ejemplo, Mera en febrero vendió $360 en artículos de belleza y ganó $90. En este mes, asegura que no tendrá ganancias y quedará debiendo a dos marcas comerciales.

“Hay personas que me dicen que no tienen para pagar ya que tienen otros gastos”, lamenta.

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En cambio, Procel tiene mercadería varada en Ipiales, Colombia. Dice ser optimista a pesar de las pérdidas económicas al pensar que todo se solucionará pronto.

Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), la pandemia del COVID-19 provocaría una pérdida de casi 25 millones de empleos en el mundo y un aumento exponencial del subempleo como en los casos de Mera y Procel.

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La OIT pidió que se adopten medidas urgentes para proteger al trabajador.

En el caso de Ecuador, el Ministerio de Trabajo expidió dos acuerdos ministeriales 076 y 077 con el fin de aplicar cuatro alternativas de trabajo: teletrabajo, modificación, reducción y suspensión de la jornada.

En esta última alternativa está Ana Lucía, aunque cree que se quedará sin empleo. Mientras que Elisa León prefirió la reducción laboral de ocho a cinco horas al día.

León emplea a seis personas en la panadería La Spiga, en Samborondón y señala que sus ventas han caído en el 60 %.

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Aunque el presidente Lenín Moreno y el ministro de Trabajo, Andrés Madero, han reiterado que no habrá despidos en el país, los ciudadanos como Ana Lucía sienten un desánimo al no tener una garantía.

Según cifras del Instituto Nacinal de Estadística y Censos (INEC), en diciembre hubo 3,4 millones de personas con empleo adecuado/pleno; 1,4 millones en el subempleo y 311 134 ciudadanos desempleados.

El experto laboral de Adecco Sebastián Lima señala que el coronavirus afectará de manera significativa al empleo y subempleo en el país.

“Hemos estimado que aproximadamente más del 50 % de las nuevas plazas se van a quedar con desempleo y vamos a tener un incremento del 20 % en despidos”, explica.

Lima indica, que a pesar de las disposiciones gubernamentales, es inevitable que no aumente el desempleo.

“Las empresas aplican la reducción de costos con la reducción de la planilla”, dice.

En tanto, la OIT estima que entre 8,8 y 35 millones de personas estarán en situación de pobreza laboral frente a la estimación original para 2020 que preveía una reducción de 14 millones en el mundo.

Cambios en jornada laboral

El Acuerdo Ministerial MDT-2020-077 da potestad al empleador a adoptar la reducción, modificación o suspensión emergente de la jornada laboral, sin que eso implique la finalización de la relación laboral. El tiempo se recuperará cuando termine la emergencia sanitaria. “El trabajador que no se acoja al horario de recuperación, no percibirá la remuneración correspondiente; o de ser el caso, devolverá al empleador lo que hubiera recibido por remuneración durante el tiempo de suspensión emergente de la jornada”, indica el artículo 7 del documento. El ministerio también emitió el Acuerdo DT-2020-076 para que el trabajo sea en casa sin afectar condiciones de la relación laboral. (I)