La mañana de este sábado 30 de mayo, el Zoológico de Quito (Quito Zoo) liberó al cóndor Iguiñaro en la reserva Chakana, Pichincha, para que pueda reinsertarse rápidamente en su hábitat natural. El ave fue rescatada hace un mes, en la parroquia El Quinche con un impacto de perdigón en su cuerpo.

Los especialistas del Quito Zoo trataron al animal y lo ayudaron a recuperarse. Debido a la evolución positiva de su estado clínico, el protocolo de rehabilitación efectivo y el hecho de que casi no ha mantenido contacto con humanos, los especialistas del Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino en Ecuador decidieron que su reinserción debía hacerse lo más pronto, para que pudiera retomar su estado de vida silvestre.

Previo a su liberación, la Fundación Cóndor Andino y The Peregrine Fund, con el apoyo del Municipio de Quito instalaron un rastreador satelital en el cuerpo de esta ave que permitirá monitorearlo para conocer detalles de su desplazamiento y ubicación.

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Se conoce que Iguiñaro fue identificado por primera vez en Zuleta, en 2016, junto a una hembra.

A pesar de que el cóndor es reconocido como un emblema nacional, esta especie continúa enfrentando cacería, envenenamiento y el aumento descontrolado de perros ferales. Se ve necesario emprender acciones colectivas profundas para cuidar la especie, su rol en el ecosistema, su relación con el agua y los páramos, para frenar la amenaza constante y evitar su extinción”, indica Martín Bustamante, director del Quito Zoo.

Según el Plan de Acción de Conservación del Cóndor Andino, Quito alberga cerca del 50 % de las posibles parejas reproductivas que existen en el Ecuador y 9 de los 16 nidos registrados hasta la fecha en todo el territorio nacional. Por tanto, el 53% de la población nacional de cóndores dependería de los ecosistemas existentes en Quito para su reproducción, convirtiendo a los páramos del DMQ en territorios estratégicos para la conservación de la especie.

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El alcalde la capital, Jorge Yunda, asistió a la liberación del cóndor y se comprometió a apoyar los esfuerzos para la conservación de esta especie.

Iguiñaro, el número 16

Iguiñaro mantendrá la secuencia numérica de bandas alares para cóndores marcados en Ecuador; es el décimo sexto cóndor marcado por Fundación Cóndor Andino y The Pererine Fund. Un rastreador satelital donado por el Municipio de Quito acompañará al cóndor en su nuevo comienzo.

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El seguimiento del vuelo del cóndor estará a cargo de la Fundación Cóndor Andino en el marco de los proyectos financiados por el Fóndo Ambiental y el Municipio de Quito. El rastreo satelital ha mostrado que los cóndores pueden tener áreas de vida que varían entre los 3000 km2 a los 30 000 km2, dependiendo de los individuos, su estado de madurez y sexo.

Los datos que se recaben del seguimiento a Iguiñaro permitirán conocer sus movimientos, ubicación, zonas de socialización con otros cóndores, lugares de anidación y dormideros. Por tanto, contribuirán para la investigación que se realiza de esta especie, la cual permite plantear acciones de conservación de vital importancia, afirma el Quito Zoo.

Un santuario de cóndores

La Reserva Chakana, donde fue liberado Iguiñaro, es considerada como el santuario de los cóndores del Ecuador. Fue creada por Fundación Jocotoco, en 2011, con el objetivo de proteger los dormideros y los sitios de anidación más importantes del país para esta especie.

Posee el 16% de todas las áreas de uso de cóndor andino registradas en el Distrito Metropolitano de Quito y se constituye como uno de los sitios de mayor concentración de la especie a nivel nacional. En esta zona, se han registrado hasta 49 individuos y es el hogar de la pareja reproductiva monitoreada más exitosa del mundo con siete eventos reproductivos en los últimos siete años que han sido documentados por la Fundaciòn Cóndor Andino.

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“Es simbólico que a un cóndor rescatado en El Quinche se lo libere en un sitio donde está la mayor confederación de cóndores del Ecuador. A esta área se la conoce como el aeropuerto internacional de los cóndores, porque curiosamente cóndores que se han visto en Cotopaxi, e incluso en Colombia, han llegado a esta reserva”, indica Michaël Moens, director de conservación de Fundación Jocotoco.

La reserva concentra remanentes de importantes ecosistemas andinos que se han perdido a lo largo del tiempo por actividades relacionadas a la agricultura, ganadería y urbanización. También en un área de conservación del oso andino, tapir de montaña y una zona indispensable para la preservación de los páramos y los humedales de alta montaña, que son claves para el abastecimiento del agua. (I)