En los siete primeros meses de 2024 los créditos de la banca privada no han crecido a un ritmo mayor de lo esperado, en comparación con igual periodo de 2023; en tanto que los depósitos también presentaron una tendencia decreciente hasta abril, que se revirtió entre mayo y julio. Analistas económicos observan que esta situación es un “síntoma” del estancamiento que arrastra la economía ecuatoriana, que guarda relación con la caída de ventas en el primer semestre del año y la falta de aumento del empleo adecuado.

Cifras de la Asociación de Bancos Privados (Asobanca) dan cuenta de que en el caso de los créditos, entre enero y julio de 2023 se registraron tasas de crecimiento anual que oscilaron entre el 14,2 % y el 11,2 %, pero en 2024 los márgenes de crecimiento fueron del 9,1 %, en enero, al 8,2 %, en julio.

Los depósitos muestran una evolución distinta. En 2023, de enero a julio, presentaron tasas en el orden el 6,9 % y 7,6 %. En el primer cuatrimestre de 2024 el volumen de crecimiento se mantuvo bajo en relación con el año previo, pero en mayo, junio y julio los indicadores reflejan mejores números que en los mismo meses de 2023.

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Lo último no se debe considerar como un “mejoramiento de la economía”, porque los créditos mantienen un crecimiento menor y, de acuerdo con cifras oficiales, las ventas siguen bajas y el empleo no han mejorado, puntualiza el economista Santiago García, docente de la Universidad Central del Ecuador (UCE), quien comenta que el “repunte de los depósitos” podría deberse a un tema estacional, por ejemplo, a que algunos trabajadores recibieron el pago de utilidades.

La tendencia histórica de contracción de créditos y depósitos es concordante con reportes del Banco Central del Ecuador (BCE) y del Servicio de Rentas Internas (SRI) -por desaceleración de las ventas-, “son síntomas claros de que la economía no anda bien”, dice Ángel Maridueña, economista y profesor titular de la Universidad Estatal de Milagro.

A julio de 2024, la cartera bruta de la banca privada cerró con $ 43.892 millones, de los cuales el 43,8 % corresponde a crédito productivo, el 41,7 % a crédito de consumo, el 7,9 % microcrédito, el 6,1 % para vivienda y apenas 0,5 % fue crédito educativo.

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Los depósitos acumularon $ 48.635 millones a julio de este año, según la Asobanca. Casi la mitad, el 46,9 %, son depósitos a plazo fijo, el 24,6 % depósitos de ahorro, el 23,6 % depósitos monetarios y el 5 % por concepto de otros depósitos.

En ambos casos se nota un crecimiento mensual constante en lo que va del año. Sin embargo, Maridueña aclara que la variación mensual de créditos y depósitos “no es un buen indicador para conocer qué tan bien está una economía”.

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El experto comenta que a pesar de que los bancos ofrecen importantes incentivos para aumentar la entrega de créditos, estos no logran tener crecimientos anuales superiores porque existen restricciones para su concesión.

Y esto se podría deber a que la gente se encuentra en una etapa difícil, porque no tiene los suficientes recursos para pagar sus deudas, dice Maridueña, o por los perfiles de riesgo, que llevan a las entidades financieras a ser más cautelosas en otorgar préstamos.


Un informe del Banco de Central, del 31 de julio, señala que los bancos, en el segundo trimestre de 2024, hayan endurecido sus estándares de aprobación de crédito se explica, principalmente, por la percepción que tuvieron de los siguientes factores: entorno económico o sus perspectivas, riesgo percibido en la cartera de clientes actuales o potenciales y tolerancia al riesgo de la entidad financiera.

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Para el tercer trimestre de 2024, según el BCE, los bancos intuyen que los factores que explicarán el endurecimiento serán: condiciones de fondeo, ambiente para incrementar su capital y competencia de otras entidades financieras.

Dadas las condiciones del país, asediada por la crisis energética y los posibles cortes de luz en el último trimestre, no es de esperarse que la economía se recupere notablemente en lo que resta del año y supere las expectativas de escaso crecimiento que pronostican el BCE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), comenta el economista Santiago García.

“Uno de los compromisos con el FMI, porque el FMI lo dice, es que hay que ser muy cuidadosos con el tema del crédito. El pedido del Gobierno y del Fondo Monetario con el sistema financiero es mucha precaución. Al FMI le preocupa mucho la sostenibilidad del sistema financiero”, precisa García. (I)