Después de experimentar una contracción del 2 % del PIB en 2024, se prevé que la economía ecuatoriana se recupere en 2025. No obstante, el país debe afrontar desafíos internos y externos para encaminarse por una senda de crecimiento sostenido, apuntan analistas económicos.

Esta semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) anunciaron sus pronósticos ajustados que estiman crecimientos para Ecuador del 1,7 % y 1,9 % en el 2025, respectivamente. Estas previsiones, sin embargo, están por debajo del 2,8 % que proyecta el Banco Central del Ecuador (BCE).

Tres expertos consultados por EL UNIVERSO coinciden en que el crecimiento para este año responde más a un “efecto rebote”. Tras el decrecimiento del año pasado, y al superar la incertidumbre política por las elecciones presidenciales, se espera que en 2025 los ingresos y el consumo interno del país mejoren; pero aún existen condiciones estructurales que frenan el desarrollo

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El presidente reelecto Daniel Noboa deberá trazar una ruta con medidas a corto, mediano y largo plazo, que arrojen estabilidad y estimulen la economía.

La iniciativa de ir por una Asamblea Constituyente y las repercusiones negativas de la guerra comercial desatada por Estados Unidos -como la caída de los precios del petróleo- añaden presión al país, ya que mantienen un ambiente de incertidumbre que no abona a la atracción de las inversiones y desincentivan el consumo, opinaron los expertos.

Jorge Altamirano, coordinador Académico de la Escuela de Negocios de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), considera que las estimaciones de los multilaterales son “sumamente optimistas”. Más que proyecciones, dijo, son aspiraciones económicas que se basan en escenarios inciertos.

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Recordó que en 2024 los multilaterales proyectaron crecimientos que se fueron ajustando debido a los acontecimientos que se presentaron en el transcurso del año, como fue la crisis por los cortes de energía.

“Aunque parece poco, el 1,7 % y 1,9 % de crecimiento, es sumamente optimista y probablemente lo estén basando en el efecto rebote. Están suponiendo que vamos a tener ingresos mucho más importantes, que las exportaciones van a seguir y van incluso a aumentar. Me imagino que los multilaterales están suponiendo que como va haber una continuidad de gobierno, ya que el presidente Noboa se reeligió, esa continuidad debería traducirse en mayor inversión extranjera”, observó.

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Para Santiago García, docente de la Facultad de Economía de la Universidad Central, los pronósticos de los multilaterales y del Banco Central son insuficientes para para generar empleo y sostener un crecimiento económico sólido.

Sugirió que el gobierno, de cara a su nuevo período, debe presentar políticas de mediano plazo enfocadas en la reactivación económica, que sean consensuadas con sectores productivos y sociales.

“El ciclo político en el país está golpeando muy fuerte a la economía. En mayo (cuando se posesiona Daniel Noboa para un nuevo mandato), el gobierno reelecto tiene que presentarnos políticas de mediano plazo, ya no políticas de transición”, opinó.

Los puntos clave incluyen mejorar el acceso al crédito y microcrédito, apoyar las cadenas productivas, fomentar la inversión extranjera y pública en sectores estratégicos como petróleo, minería y energía, así como potenciar la cooperación internacional en la lucha contra el cambio climático, con el fin de obtener más financiamiento por esa vía más.

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El mal desempeño que tuvo Ecuador en 2024 se explica, en parte, por la caía del 3,8 % de la inversión y del 1,3 % del consumo privado, según datos del BCE.

Si la inversión, que arrastra malos resultados desde antes de la pandemia, no se reactiva y crece, es complicado esperar un cambio de panorama.

Para ello es necesario emprender reformas, ya que la normativa vigente del país en materia laboral, por ejemplo, la debilidad institucional y la inseguridad desalientan la inversión, mencionó el economista José Hidalgo, director de Cordes.

“Es verdad que hay ciertos factores que pueden hacernos pensar en un cierto rebote de la economía en 2025. Pero todavía hacen falta algunas reformas importantes para poder pensar en un crecimiento más elevado, que no sea cuestión de un año, sino que sea sostenible en el largo plazo”, resumió.

Hidalgo señaló que desde Cordes tienen una proyección más cauta y prevén un crecimiento del 1,2 %. Recalcó que los desafíos para este año son grandes, considerando que el déficit fiscal podría superar los $ 5.000 millones y el reto será, justamente, encontrar las fuentes de financiamiento suficientes para cubrir el hueco entre ingresos y gastos.

Si bien el FMI, por el acuerdo vigente con Ecuador, este año podría aportar alrededor de $ 1.500 millones, aún falta un espacio importante por conseguir más recursos, indicó el economista. (I)