En los exteriores de los recintos electorales de Quito, durante la jornada de votaciones para el referéndum y consulta popular en Ecuador se pueden encontrar historias de emprendimiento y tradición que se entrelazan con el deber cívico de los ciudadanos.

Entre los vendedores ambulantes que ofrecen sus productos se destacan la señora Mariana Jacho y Pablo Salas, quienes comparten sus experiencias y perspectivas mientras esperan a los votantes.

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Mariana Jacho, una vendedora autónoma de ochenta años, estuvo presente desde las 06:00 en los exteriores del Instituto Nacional Mejía, en el centro de la capital. Normalmente tiene su puesto de comida en un local de su casa en el barrio San Juan.

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Desde hace cuarenta años Mariana conserva la tradición de apostarse en los exteriores del centro de estudios para ofrecer una variedad de platillos tradicionales como el hornado, tortillas, motecito, menudo con morcilla, papa, y mote.

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La concurrencia de clientes durante la mañana era baja debido al clima frío, sin embargo, la comerciante conservaba el optimismo. Espera que el sol pronto atraiga a más personas a su puesto de comida.

Por otro lado, Pablo Salas y su familia han estado presentes desde las 05:50. Con una trayectoria de ocho años participando en jornadas de votaciones, Pablo y su equipo ofrecen una variedad de platos típicos, desde tamales de gallina hasta buñuelos y empanadas de morocho.

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A pesar de la escasa afluencia de votantes por la mañana, estiman que para el mediodía la situación mejorará considerablemente.

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Ambos vendedores coinciden en la importancia de mantener viva la tradición culinaria ecuatoriana y en la satisfacción de ofrecer productos auténticos y de calidad a sus clientes. Además, resaltaron la importancia de estas jornadas electorales como momentos de encuentro comunitario y participación cívica.

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Esta actividad se replicó en los diferentes recintos electorales, las personas aprovecharon para compartir con sus familias y degustar de diferentes platillos, aprovechando la jornada de votación. (I)