Los cuadrados consecutivos de cemento forman un mosaico gris con las piedras de lavar, como se conoce coloquialmente a las lavanderías. La mayoría de los patios en las viviendas antiguas lo tenían, ahí se lavaba la ropa, comida, vajillas, mascotas, lo que se necesite. Incluso, hasta una breve ducha tomaban los habitantes del Quito de antaño.