El Inti Raymi es la fiesta andina más fuerte de los pueblos indígenas kichwa de Imbabura, los cantones Otavalo y Cotacachi se han convertido en los principales epicentros.

Esta celebración durante la época de la civilización Inca era la ceremonia religiosa que ofrecían las poblaciones nativas en honor a Inti, Dios del Sol, programada en cada solsticio de invierno, en junio con una duración de quince días.

Es una tradición y parte de la cosmovisión del pueblo kichwa de Imbabura que la mantiene intacta. Los otavaleños residentes en Estados Unidos intentan sostenerla viva, organizando festejos similares en varias ciudades o condados de ese país.

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Se estima que en Estados Unidos residen aproximadamente 3.000 otavaleños, distribuidos en diferentes estados, en algunos, rescatan esta costumbre ancestral con pequeñas programaciones para evitar viajar a Ecuador por estas fechas; sin embargo, desde hace cuatro años Chicago es la capital del Inti Raymi, en Norteamérica.

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Esta festividad con el paso de los años y las generaciones va tomando fuerza en suelo americano, constituyéndose Chicago en el punto de encuentro, hasta donde llegan entre 1.000 y 1.200 ecuatorianos, durante tres días, en el sexto mes del año.

Son familias que viven por varias décadas, con hijos, nietos y bisnietos, la mayoría hablan kichwa, español e inglés, con negocios y actividades económicas establecidas.

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La pandemia restringió los desplazamientos de estas familias hacia Otavalo, motivándolos a organizar una fiesta grande con artistas y grupos otavaleños con trayectoria que son contratados y viajan hacia esa ciudad.

Las programaciones son organizadas en diversos espacios culturales de la Ciudad de Los Vientos (Chicago), donde el festejo congrega a centenares de connacionales y extranjeros que arriban desde distintos condados.

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En Chicago, la colonia de otavaleños residentes en Estados Unidos organizan el Inti Raymi, con varias actividades culturales. Foto: Cortesía

El Inti Raymi for export, como podría denominarse, es organizado por Inti Rayymi Comunity, Kichwa of Chicago, un colectivo de otavaleños que programan con un año de antelación la agenda de eventos.

Nelly Lema, quien es parte de la directiva, explica que alquilan los espacios donde se ofrecerán las programaciones, contratan a los conjuntos de música andina, la parafernalia, alimentos, elementos para los rituales y la bebida especial, la chicha.

Jairo Chalán, quien coordina este evento que se inició el pasado 5 de junio y culminará esta semana con un acto central, agrega que el propósito es que sus hijos y nuevas generaciones no pierdan y fortalezcan las tradiciones, haciendo patria lejos de la tierra.

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El pasado 5 de junio se ofreció el lanzamiento oficial del Inti Raymi Chicago 2023, actividad que cuenta con auspiciantes ecuatorianos que solventan parte de los costos de la organización. En el Museo de Historia de Chicago fue presentado el documental Mindalae, que resume la vida de los caminantes.

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Una muestra de fotografías con gráficas que enfocan la llegada y vida de los otavaleños en EE. UU. Los organizadores explican que previamente realizaron una convocatoria para que los residentes presenten imágenes en dimensiones de 11 x 14 pulgadas, que luego fueron seleccionadas y exhibidas en una de las áreas de este templo cultural conocido como el History Museum.

En las fotos son avistados indígenas de esta etnia vistiendo trajes tradicionales en medio de escenografías de hermosos sitios americanos o disfrutando momentos de alegría y convivencia. Los turistas quedan maravillados al avistar las fotografías que están enmarcadas de forma homologada.

David Lema recuerda que en todas las partes de la tierra hay un otavaleño y que mejor mostrarle al mundo –dice– nuestra forma de vida a través de esta manifestación fotográfica y varias pinturas que son mostradas durante esta jornada cultural.

Para Jorge Cabascango, residente en Nueva York, estos espacios de identidad los acerca y los visibiliza como migrantes, durante tres días al año en los que practican sus costumbres en un territorio que los acogió y donde a miles de kilómetros reviven muchos recuerdos y tradiciones.

Raymito, en medio de los priostes Jairo Chalán y Melisa Maygua, coordinadores de la edición Inti Raymi Chicago 2023, en EEUU. Foto: Cortesía

Un festival de juegos pirotécnicos en el Navy Pier, ubicado en el lago Michigan, destino turístico y cultural de Chicago, que recibe a nueve millones de turistas, abrió oficialmente la edición 2023, en la que gigantes imágenes luminosas artificiales deleitaron desde el cielo a más de 300 connacionales que arribaron para disfrutar de este espectáculo.

El lunes 12 de junio fueron inaugurados, en cambio, los torneos de fútbol y baloncesto indígena, en un complejo deportivo de la ciudad, con la participación de las delegaciones que vienen desde diferentes estados. Inmensos trofeos se disputarán hasta este miércoles que se desarrollarán los encuentros programados durante todo el día.

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La zapatilla de oro donada por el pueblo de Peguche es el máximo galardón en disputa. Jairo Chalán y Melissa Maygua priostes en este año, inauguraron este certamen deportivo y dieron la bienvenida a más de 600 personas presentes.

Maygua explica que con la realización del último festival de música a efectuarse la noche de este 14 de junio se cierra el Inti Raymi Chicago 2023 y el mandato de los priostes, que son los encargados de conseguir los auspicios y recursos, alquilar los locales, seleccionar los grupos musicales, preparar las ceremonias y la pambamesa donde están los diferentes alimentos, bebidas y frutas que convidan.

Nuestra música fortalece el espíritu, los aires del Inti Raymi nos transportan imaginariamente a Otavalo y hacia nuestras comunidades, a través de cada nota musical e instrumento, indica Jairo Chalán, quien adelanta que la tarde, noche del 14 y madrugada del 15 de junio, unos 300 músicos residentes con guitarras, bombos, bandolinas, flautas, zampoñas, armónicas, invitarán a zapatear en el cierre del evento.

Hasta el hall, área alquilada desde las 19:00 hasta las 03:00, arribarán los invitados exaltando la fiesta con sus mejores trajes nativos que tienen costos que superan los $ 500, por los bordados, telas y materiales con los que son confeccionados, comenta Miriam Terán.

Luis Maigua, director de Sisay, una de las agrupaciones invitadas para amenizar la última velada, señala que es grato saludar con sus coterráneos a los que conocieron hace mucho tiempo, ahora asentados en esta parte del planeta. Viajó desde Otavalo con ocho integrantes más y aspiran musicalmente a ser recíproco, entregándose en el escenario y ofreciendo lo mejor del repertorio del mundo musical andino.

“Estoy como en casa, he saludado con mis tíos y primos que viven desde hace mucho tiempo en Chicago y emocionado porque vamos a hacer bailar a muchos otavaleños, mestizos y negros ecuatorianos que no han regresado y que hicieron su vida en este país”, anota.

El infaltable Raymito es el mayor motivador y la marca de los distintos programas y del Chicha Roots, show que se desarrolla los dos primeros días, en el que las mejores agrupaciones kichwas deleitan con temas inéditos. Los asistentes a la última velada que se extenderá por ocho horas deberán pagar una entrada de $ 60, cuyo valor es relativo al sistema de vida e ingresos que perciben en ese país.

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Los invitados degustarán de platos elaborados con maíz, papa, melloco, fréjol, y otros combinados con diferentes carnes (gallina, cerdo), en especial con cuy. En el ritual central se ofrendará a la tierra, utilizando maíz, hojas de coca, chicha y papas, pidiendo a la deidad solar una buena cosecha. Los alimentos serán cocinados por mujeres y hombres a través de una minga gastrodiversa.

Esta programación se reeditará en el 2024 coordinada por los nuevos priostes, que priorizarán una agenda intercultural que contempla conversatorios, exposiciones, música en vivo, eventos deportivos, rituales y la preparación de alimentos. (I)