El robo de carros se ha convertido en un delito cada vez más común en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). Los casos de automotores desaparecidos o su desmantelamiento se vuelven cada vez más visibles en redes sociales y grupos de difusión de mensajería.

El pasado 10 de abril se registró uno de los casos más llamativos en cuanto a este tipo de robo respecta. Eran las 22:30 y un vehículo llegó hasta el parqueadero del mercado de Comité del Pueblo, en el norte de la ciudad.

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Un grupo de al menos quince personas ingresó con armas de fuego, amedrentó, maniató y encerró al guardia de seguridad y se llevó tres camionetas del lugar.

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Además, desvalijaron un grupo importante de vehículos estacionados en este lugar. Los dueños de los automotores solo llegaron a identificar las partes faltantes, y esperar que la banda sea capturada.

De acuerdo con datos proporcionados por la Policía Nacional, el aumento de robos a vehículos es alarmante. Desde el 1 de enero al 8 de abril de 2023 se reportaron 379 casos, en el año actual la cifra se ha elevado a 633, representando un incremento significativo del 67 %.

Tres camionetas robadas y varios vehículos desvalijados en un parqueadero del norte de Quito

Este aumento no solo se limita al robo de vehículos completos, sino que también abarca la sustracción de accesorios y autopartes.

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Aunque el robo de motocicletas no alcanza las cifras alarmantes observadas en el robo de automóviles, también se ha registrado un incremento preocupante. Entre enero y abril de 2023 se reportaron 225 robos de motos, en el mismo periodo de 2024 se han registrado 249 casos, lo que representa un aumento del 10 %.

Daniela, quien pidió mantener su apellido bajo reserva, comentó que el pasado sábado su padre alertó a toda la familia, pues la camioneta que tenían por más de cinco años había desaparecido del lugar donde había permanecido estacionada.

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Realizaron la búsqueda en varios lugares de la parroquia de Tababela, en el nororiente de Quito. Horas más tarde encontraron el automotor abandonado. Ahora, el miedo que tienen es que se haya cometido algún tipo de delito en este vehículo o que vuelvan nuevamente los delincuentes por la camioneta.

El concejal de Quito, Diego Garrido, ha expresado su preocupación por la situación, destacando que el robo de vehículos es una anomalía que difiere con la disminución generalizada de otros delitos que les presentaron las autoridades policiales.

Garrido sugiere que el aumento en el mercado negro de piezas y partes de vehículos podría estar relacionado con la crisis económica que enfrenta el país, lo que lleva a que los delincuentes opten por este tipo de delitos para obtener beneficios financieros.

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Darío Paladines, representante del sector automotor de vehículos usados, ha señalado que los ciudadanos se sienten indefensos ante esta situación. Los delincuentes han desarrollado nuevas estrategias, como el robo selectivo de accesorios, que les permiten obtener ganancias sin tener que llevarse todo el vehículo.

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Además, Paladines destacó la falta de inversión en tecnología por parte de las autoridades, lo que dificulta la prevención y persecución de estos delitos.

Uno de los aspectos más preocupantes de esta situación es la extorsión a los propietarios de vehículos robados.

Los delincuentes, utilizando información obtenida en redes sociales o grupos en los que se busca los carros robados, contactan a las víctimas para exigir rescates a cambio de la devolución de los vehículos. Sin embargo, en muchos casos, los vehículos ya han sido desmantelados o abandonados, lo que genera una sensación de impotencia en las víctimas.

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La concejala de Quito Analía Ledesma señaló que la Policía Nacional ya había propuesto una posible solución para frenar el mercado negro de autopartes con una ordenanza municipal que obligue la marcación química con la placa del vehículo para que no pueda ser comercializada.

Los dos ediles, Garrido y Ledesma ofrecieron presionar desde el Concejo Metropolitano para pedir que la Agencia Metropolitana de Control (AMC) aumente la cantidad de operativos que desarticulen los locales de venta de artículos de dudosa procedencia.

Ante esto, Ledesma también dijo que la ciudadanía tiene su grado de responsabilidad, pues el comercio de piezas robadas se da porque existen ciudadanos que sí las compran. (I)