En silla de ruedas, Eslendi Gallegos se graduó de bachiller. La chica contó que estaba feliz de haber terminado el colegio, a pesar de padecer discapacidades, entre ellas una visual de más del 70 %.

Desde hace diez meses está en una silla de ruedas debido a que tiene unos tumores en la espalda que le impiden caminar. Ella quiere trabajar en su propio negocio de venta de ropa.

Al recordar su paso por el colegio, señaló que las materias más complejas fueron Matemáticas e Inglés.

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Formó parte de los 57 estudiantes que se graduaron de bachilleres en la segunda promoción de la institución Arupos, una unidad educativa a distancia del Ministerio de Educación para personas con vulnerabilidades, como enfermedades catastróficas, movilidad humana, necesidades educativas especiales asociadas o no a la discapacidad, madres adolescentes y embarazadas.

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Érika Bastidas, de 18 años, fue la mejor egresada.

Ingresó a estudiar en esa institución por un problema de salud, pues padece de ovario poliquístico y un tipo de diabetes. Tenía que ir a continuas visitas médicas, lo que no le permitía asistir de manera presencial a las aulas. Además debía realizar ejercicios y se le complicaba hacer tareas y trabajos.

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Señaló que, si bien debe tomar medicamentos, está feliz por el logro que ha alcanzado.

Antes estudiaba en Riobamba y actualmente está en Loja, porque su papá es militar y continuamente cambia de domicilio.

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Sufrió acoso escolar en otras instituciones educativas presenciales por ser muy buena estudiante, pero en Arupos sus compañeros más bien le pedían ayuda.

Sin embargo, había inconvenientes cuando llovía, porque la conectividad no era de lo mejor.

Sus clases eran desde las 08:00 hasta las 11:10, de lunes a viernes.

Su próxima meta es estudiar Psicología Clínica o Psicopedagogía en la Universidad Central.

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Su familia está orgullosa. “A pesar de que pasé un tiempo muy duro, ellos me dijeron que nunca dejara de estudiar”, comentó.

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Sofía Calero tiene una hija de 9 meses. Para ella ha sido una gran ayuda haber estudiado ahí, porque le ha permitido trabajar y también se ha dado el tiempo para atender a su tierna descendiente.

Otros colegios, aseguró, no dan oportunidad para aquellas chicas que, o están embarazadas, o tienen hijos, por lo que se sintió discriminada.

De 19 años, su siguiente paso es estudiar Derecho o Medicina.

“No es un impedimento. Todos tenemos derecho a estudiar, a salir adelante, brillar, sin opacar a nadie”, dijo Sofía con una gran sonrisa.

Enrique Pérez García, subsecretario de Educación del Ministerio de Educación, comentó que Arupos funciona desde hace dos años para el régimen Sierra y Amazonía.

Es un proyecto que se implementó en medio de la pandemia y se mantendrá, acotó. (I)