Casi cinco años. Desde que se inició el proyecto de agua potable en la parroquia San Juan Calderón, en 2019, sus 173.491 habitantes esperan que se resuelva el desabastecimiento de este servicio básico por hasta más de trece horas que padecen en algunos barrios. “Tenemos agua hasta las 09:00, máximo, de ahí nos cortan y regresa a las diez, once, doce de la noche”, asegura Olga, moradora del barrio Reina del Cisne, quien cada mañana recoge el líquido en baldes y tanques desde que se mudó a esta zona, hace ya doce años.