Tres turistas —un adulto y dos menores de edad— preguntaban pasado el mediodía de este viernes si había cómo ingresar al teleférico, en el occidente de la capital.
Un guardia, acompañado de un can, le respondió que no, que no había atención. Preguntó si había cómo subir por otro lado, y le respondió que sí. Dieron media vuelta y se fueron.
Un sello rojo con grandes letras y la palabra CLAUSURADO impedían que haya usuarios. Fue colocado por la Agencia Metropolitana de Control (AMC) con la fecha 7 de julio del 2023. Esa dependencia forma parte del Municipio capitalino.
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Tomó esa resolución después de que 75 personas fueron rescatadas del sistema de transporte con cables del teleférico de Quito por una falla en el servicio.
De estos ciudadanos, 48 se encontraban en la estación de la parte superior, a más de 3.900 metros de altura sobre el nivel del mar.
Mientras tanto, 27 personas se quedaron atrapadas dentro de las cabinas, a medio camino. De estas, 17 fueron rescatadas por técnicas de descenso vertical y 10 llegaron en las cámaras una vez que el sistema volvió a funcionar.
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En las cabinas, en tanto, se colocó una cinta de color tomate que impedía su movimiento.
Hace 18 años, en abril del 2005, se hizo el primer viaje en el teleférico de Quito. La concesión se firmó en 2003.
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Ubicado a 2.950 metros sobre el nivel del mar, nació como un proyecto privado con el aval del Municipio capitalino, pues es un comodato por 25 años.
La inversión ascendió a $ 30 millones en una primera etapa.
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Constaba de un andén de embarque y hangar, 18 cabinas con capacidad para 6 personas cada una, un parque de diversión fijo con 22 atracciones, patio de comidas, restaurante, café concert, ágora con capacidad para 300 personas, salas de cine y parqueadero para 1.800 vehículos.
El proyecto privado Complejo Turístico Cruz Loma está dividido en concesiones y subconcesiones de acuerdo a diferentes actividades.
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La empresa que administra la operación y el mantenimiento del teleférico se llama Fideicomiso Proyecto Turístico Cruz Loma. Otra firma es la encargada de las actividades comerciales, otra administra y opera el parque de diversiones y otra maneja los parqueaderos.
Cada una de las empresas que maneja cada una de sus áreas ha cambiado de accionistas, pero siempre han sido firmas independientes, explicó Galo Hidalgo, de una de esa compañías, que se encarga de realizar eventos artísticos, ceremonias y eventos.
Hidalgo sostuvo que la pandemia del COVID-19 complicó mucho las actividades turísticas, que estuvieron totalmente paradas.
René Zambrano, gerente de la firma que se encarga del parque de diversiones, señaló que ellos hacen mantenimiento e inversión a cargo de una firma extranjera, a diferencia de las otras instalaciones del complejo.
Zambrano indicó que han conversado con los representantes del fideicomiso, con Quito Turismo, en la administración del exalcalde Santiago Guarderas, pero —agregó— no ha habido apertura.
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Según Zambrano, han hecho una oferta para ampliar la concesión con relación al parque de diversiones. Luego de la pandemia han invertido alrededor de $ 3 millones en juegos, mantenimiento, renovación, marketing... Entre 15.000 y 20.000 personas estima van a usar los diferentes juegos mecánicos, de mesa, videojuegos, cada mes sin pago de la entrada.
En 2008 hubo problemas judiciales por supuestas pérdidas económicas, dado que el proyecto supuestamente fue sobredimensionado.
Este Diario ha querido conversar sobre el proyecto desde mayo pasado con quien administra el servicio, pero se ha respondido que no es posible.
Un equipo periodístico asistió este viernes a ver cómo estaba el lugar. Se constató que estaba vacío y había —en algunas zonas— maleza crecida junto a donde las personas se embarcan para el recorrido hacia Cruz Loma, que dura unos 20 minutos de ida y vuelta, ya que se llega hasta los 4.050 metros de altura.
El guardia pidió gentilmente que se abandonara el lugar, y así lo hizo el equipo de periodistas a la espera de que la empresa encargada remita un comunicado. (I)
