Un presupuesto para todo el año que esté acorde con la realidad de la que califican como la otra pandemia: la violencia de género; protocolos y procedimientos funcionales y claros donde la agredida no sea revictimizada; atención prioritaria y servicios suficientes, fortalecimientos de espacios de articulación y, sobre todo, menos discursos y más acciones piden representantes de organismos defensores de los derechos humanos, de la mujer y de la familia.