“Coma a $ 1”, vocea con fuerza a diario Sandy Vilela, de 45 años, en los exteriores del Hospital del Niño Francisco de Ycaza Bustamante, en el sur de Guayaquil.

La mujer ofrece tarrinas de comida a los transeúntes y familiares que esperan en los exteriores del hospital. Dispone de un menú variado: guatita, guatallarín, arroz con menestra y pollo broastizado, chuleta al jugo, fritada, arroz con ensalada rusa, cebiche de camarón, tallarín de carne, entre otros.

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Vilela lleva cinco años trabajando en el lugar. Proviene de la provincia de Manabí donde tenía un restaurante en el que vendía desayunos, almuerzos y meriendas. Tomó la decisión de migrar a Guayaquil luego del terremoto de abril de 2016. En este siniestro perdió su casa y el local que arrendaba.

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Afirma que ante la urgencia de tener ingresos económicos es que viaja a Guayaquil, donde ideó la venta de comida a $ 1, negocio con el que mantiene a su familia. Su labor no es fácil. Se levanta a las 03:00 para preparar los menús y culmina a las 08:00.

Más tarde sale junto con su esposo hacia el centro hospitalario. Él la ayuda sacando las tarrinas y también la alerta ante la posible presencia de agentes metropolitanos en la zona.

“El plato que más se vende es el guatallarín y el pollo broastizado”, dice la comerciante, que cuando le quedan pocas tarrinas y se hace tarde decide regalarlas a las personas que circulan por ahí. “Nunca me llevo nada, siempre regalo lo que me queda”, afirma Vilela.

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Vendedores informales se instalan en las calles para la venta de comidas a $ 1 Foto: Francisco Verni Foto: El Universo

¿Por qué vender a un dólar? Vilela explica que oferta las tarrinas de comida a ese precio porque al estar afuera de un hospital comprende que las personas no tienen más para pagar. “Yo estoy para ayudar, para servir (...) Las personas de aquí optan por comerse el dolarazo que ir a comer a un restaurante que se gasta entre 2,50 dólares a 3 dólares″, señala la mujer.

Estas opciones también están disponibles en el sector de la Bahía, en la que se observa a comerciantes ambulantes ofreciendo platos a un dólar, con un menú parecido al de Vilela. En los exteriores del puerto de Guayaquil y en sectores donde se levantan construcciones también se encuentra la alternativa de la tarrina de comida a un dólar, todo de manera informal y de entrega discreta o bajo pedido.

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¿Es saludable consumir estas comidas?

Sussy Corral, licenciada en nutrición, dietética y estética, asegura que esta dieta, por lo general, no está bien equilibrada nutricionalmente.

La tendencia en la gastronomía local, más allá de su precio, está en duplicar carbohidratos con poca presencia de vegetales (ensaladas) o fibra, con el fin de complacer al paladar nacional acostumbrado a ese tipo de platos, como el arroz con puré y maduro frito más la proteína.

“Más se obtiene aporte de carbohidratos, grasas y no muy alto de proteínas en el plato”, afirma.

Se debe buscar un mayor equilibrio al momento de adquirir estas comidas más económicas. Las personas que consumen estos alimentos, como los que se ofertan en la actualidad, todos los días tienden a presentar problemas digestivos y hormonales debido a que las proporciones entre los tres componentes principales de una dieta no son las recomendadas: proteínas, carbohidratos, grasas y fibra.

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En lo digestivo, indica Corral, la consecuencia es el estreñimiento y una posible gastritis. Estas comidas están basadas en carbohidratos simples, en sal y poca proteína sin fibra. En cuanto a lo hormonal, el impacto puede darse por el aumento en el nivel de azúcar en la sangre y el agravamiento de enfermedades existentes como el caso de la presión arterial elevada.

“Estas comidas harán que la presión se eleve por el alto contenido de sodio”, asegura.

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La nutricionista Evelyn Panchana coincide con Corral. Dice que el consumo excesivo de alimentos procesados puede afectar al sistema digestivo presentando estreñimiento, colitis y otras. “Estos alimentos contienen altos niveles de grasas saturadas que contribuyen a problemas como la obesidad e inflamación intestinal”. Además, la falta de fibra en estas comidas afecta la regularidad intestinal, explica.

Los riesgos de consumir estas comidas pueden ser a corto o largo plazo.

En este caso, Corral advierte que lo primero que va a pasar en el sistema digestivo es el estreñimiento o llenura. Cuando las personas dicen después de comer ‘me siento lleno’, es porque la digestión se pone más lenta cuando hay exceso de grasa, apunta.

En ese sentido, la experta sugiere que dentro de la alimentación lo ideal es que haya una porción de verduras o vegetales para la porción de fibra. El aporte del carbohidrato no debe superar el puño de la persona que lo esté consumiendo, y la proteína debe ser como la palma de la mano sin contar los dedos, apunta.

“El miedo de las personas es visitar a los nutricionistas porque tienen el pensamiento de que las dietas son costosas”.

Panchana expone que la alimentación que se debe consumir a diario tiene que ser ‘cesa’, es decir, completa, equilibrada, suficiente y adecuada. En ese sentido, completa, debe incluir alimentos de todos los grupos como carbohidratos, proteínas, grasas y frutas; equilibrada, proveer los nutrientes y porciones adecuados en relación con la edad y estilo de vida; suficiente, que cumpla los requerimientos de calorías y nutrientes; adecuada, a la etapa de la vida y esta depende si es deportista o una persona adulta mayor que presente patologías, plantea la experta.

Opción de alimentación saludable y que no es costosa

  • Hervir 3 huevos, media taza de arroz o maduro asado, ensalada pico de gallo -tomate, pimiento, cebolla- (opcional). Gasto: $ 1,70
  • Atún, lechuga, tomate y pepino. Gasto: 1,95. (I)