Una sola semilla de Duguetia peruviana cuesta $ 9, previo a costos de envío, en un sitio web que las vende a distintas partes del mundo. En un portal de India, una plántula de la especie se cotiza en 1.000 rupias, o $ 12. Una página japonesa, en cambio, permite ordenar una sola semilla o diez, aunque detallan que se les acabó el stock.

Duguetia peruviana es una de las especies de flora presentes en el área de influencia del río Daule que están catalogadas como en peligro, según la escala impuesta por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En internet también se venden semillas de Verbesina minuticeps, otra especie endémica amenazada de Ecuador.

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El piñuelo, como también se conoce a Duguetia peruviana, es un árbol que alcanza los 8 metros de altura, que produce un fruto pequeño y rojizo con una forma similar a la chirimoya. Incluso pertenece a la misma familia (Annonaceae, o anonáceas), de esta última fruta.

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Xavier Cornejo, del Herbario GUAY de la Universidad de Guayaquil, refiere que solo existe una población confirmada de esta especie en estado natural en el mundo, en la Estación Biológica Pedro Franco Dávila en Jauneche, Los Ríos. Sin embargo, el experto añade que es posible que también se encuentre en los bosques húmedos de Esmeraldas.

Para Cornejo, la venta de semillas de esta especie puede analizarse bajo dos aristas: primero, podría tratarse de un engaño para vender, pues existe un considerable mercado aficionado de plantas y frutas exóticas en internet.

Pone el ejemplo de semillas de Wigandia ecuadorensis que se venden por Ebay, pero que muestran la foto de una especie distinta. Es una estafa.

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Muestra de Duguetia peruviana. Foto: Cortesía: Herbario Nacional del Ecuador

Segundo, si las personas que exportan estas semillas no interfieren con las poblaciones nativas, o sea, tienen cultivos ‘ex situ’, incluso podría ser una manera de asegurar la conservación de esta fruta.

Diana Fernández, curadora del Herbario Nacional del Ecuador, considera que se necesitan más controles estatales para evitar la exportación y extracción de semillas de especies en peligro, pues sería dañino para la supervivencia de Duguetia peruviana que se vendan semillas recogidas a partir de su población nativa.

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“La cosa se complica si la gente va en busca de estas especies (...). Aquí en Ecuador los científicos necesitamos permisos para obtener muestras botánicas, incluso una plantación de esta especie in situ o ‘ex situ’ debería tener autorización”.

El último registro disponible de Duguetia peruviana en el Herbario Nacional data de 1990. Se la catalogó como en estado crítico en 2011. Sin embargo, además de los portales que venden semillas, también existen foros en internet donde aficionados a las frutas exóticas intercambian fotos de la especie, venden semillas y dan consejos para que sus adquisiciones den fruto.

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Aunque ambos expertos coinciden en que no es de interés para consumo humano (Cornejo la probó en una visita a Jauneche), usuarios de foros refieren que la pulpa es dulce.

La especie tiene la palabra ‘peruviana’ en su nombre científico, debido a una confusión que data de siglos atrás.

La etiqueta de la colección original de la planta, dice Cornejo, fue recogida por el español Hipólito Ruiz, quien realizó investigaciones botánicas en campo en Perú de 1778 a 1788 junto con José Pavón, uno de sus colaboradores. A partir de 1799, ambos, desde España, enviaron a Juan Tafalla, otro botánico español, a recolectar plantas para enviarlas a los científicos en el país europeo y así poder estudiarlas.

Sin embargo, Ruiz y Pavón pusieron sus propios nombres en muchas de las muestras que envió Tafalla de Sudamérica.

Esto derivó a la confusión de Robert Elias Fries, un investigador sueco, quien describió la especie oficialmente en una publicación científica en 1901 bajo el nombre Aberemoa peruviana. Fries vio que la etiqueta de la muestra original solo decía Ruiz, y como este había trabajado en Perú, el investigador asumió que la especie fue recogida originalmente durante sus expediciones en el país vecino.

Fue el doctor ecuatoriano Eduardo Estrella quien dio cuenta de esta confusión en 1989, según Cornejo. Sin embargo, el experto añade que aunque la especie no se encuentre en Perú, el nombre sigue siendo válido según las estipulaciones descritas en el Código Internacional de Nomenclatura Botánica. (I)