Silvia Vaca Zamora es una madre de 38 años de edad que contrajo dengue este mes. Cuenta que estaba conversando en el parque de la ciudadela San José Sur, en el cantón Quevedo, en Los Ríos, cuando sintió la picadura de un mosquito, que debió de estar infectado.

“Era de noche. En el lugar donde vivo hay muchos solares vacíos con maleza y se acumula el agua, por lo que proliferan los mosquitos”.

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A los pocos días desarrolló fiebre de 38 grados, tuvo dolores musculares, y a los cinco días le aparecieron unas ronchas (sarpullido del dengue) y eritema (enrojecimiento de la piel). Ella fue diagnosticada en la red pública, en la que le recetaron paracetamol.

Solo esa hay que tomar cada ocho horas para aliviar la fiebre e hidratación, nada de ibuprofeno. A los dos días que aparecieron las manchas empezaron a desaparecer lentamente, pero era como si tuviera sarna”, cuenta.

Pese a los síntomas, siguió con sus prácticas de enfermería en el hospital Sagrado Corazón de Jesús del Ministerio de Salud Pública (MSP), en Quevedo.

“Mis hermanas que viven en zonas más expuestas al mosquito también tuvieron. Por mi casa aún no fumigan”, dice.

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Silvia ahora toma previsiones para evitar que vuelva a darle, ya que le advirtieron que su caso puede agravarse con el denominado dengue grave o severo (antes conocido como hemorrágico).

Tengo mallas en las ventanas, dormimos debajo de mosquiteros y cuido a mi hija para que no le dé. Es horrible. Tomaba paracetamol, pero a las cuatro horas me encendía de nuevo la fiebre alta, que me duró tres días consecutivos. Tenía escalofríos, me temblaba el cuerpo, dolores al estómago como que si me hubieran dado golpes”.

El dengue es una enfermedad viral transmitida por mosquitos y continúa representando un desafío global que requiere una respuesta urgente y coordinada, dice Roberto Carrasco, epidemiólogo y docente de la Continental University of Florida, de Estados Unidos.

”A pesar de los avances en la medicina y la tecnología, el dengue persiste como una amenaza para la salud pública en muchas partes del mundo, especialmente en regiones tropicales y subtropicales, donde las condiciones son propicias para la proliferación del mosquito vector Aedes aegypti (principal responsable de la transmisión en el continente americano)”.

Ecuador está justamente en la región del mundo con clima tropical. Solo en lo que va del año (hasta el 17 de marzo de 2024) se reportan 13.075 casos de dengue, de los que 1.692 tuvieron signos de alarma, 33 fueron considerados graves y 15 fallecieron.

En el mismo periodo del 2023 se registraron 4.043 casos, por lo que hay un repunte del 223,4 %. En los primeros tres meses del 2024 se registra casi la mitad del total de fallecidos en todo el 2023 debido al dengue, según las cifras del MSP.

Estas muestran que hay un aumento de los casos graves o con signos de alarma a partir del 2019.

Las provincias de Manabí, Los Ríos, Santo Domingo de los Tsáchilas, El Oro y Guayas son las que reportan más casos en este año, con más de mil en cada uno de estos territorios.

Pero la infección está presente en toda la geografía nacional.

Hay más casos de dengue grave en Ecuador y en la región

El médico Benjamín Rush fue el primero en datar un caso de dengue a finales del siglo XVIII, aunque ya se hallan referencias a esta enfermedad en enciclopedias chinas diez siglos antes.

”Las condiciones ambientales favorecen la reproducción del mosquito, lo que dificulta aún más el control de esta enfermedad. Aunque se han implementado diversas medidas de prevención y control, la erradicación del dengue sigue siendo un objetivo esquivo”, asegura Carrasco.

A nivel mundial, la situación del dengue es alarmante. El virus ha encontrado un terreno fértil para su propagación.

Los cuatro serotipos del dengue (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4) han sido detectados en Ecuador.

La infección con uno de ellos seguida por otro serotipo diferente aumenta el riesgo de una persona de padecer dengue grave y de morir.

”Lo que es aún más preocupante es que el dengue está emergiendo en regiones donde antes era poco común, como Europa y partes de los Estados Unidos. Esta expansión geográfica del dengue subraya la urgencia de abordar este problema de manera integral y global”, indica Carrasco.

La presencia del mosquito que provoca el dengue con su picadura si está infectado también gana terreno en el país, dice Paúl Cárdenas, microbiólogo y profesor de la Universidad San Francisco de Quito.

Hay una epidemia de dengue en el país en el sentido de que hay más casos de los que se esperan, esto no solo en Ecuador sino también en Latinoamérica. Uno de los problemas de los vectores que transmiten este tipo de enfermedades es que algunas especies cambian sus patrones y están ocupando cada vez zonas más altas, y además ahora salen a picar a las diez de la mañana o al mediodía, cuando hay una mayor actividad humana”.

Generalmente el Aedes solo puede sobrevivir hasta los dos mil metros sobre el nivel del mar. “El cambio climático ha hecho que estos mosquitos se adapten en sitios donde normalmente no llegaban, en zonas más frías”, dice Cárdenas.

El Aedes albopictus, otro de los vectores que transmiten el dengue, la fiebre amarilla y el zika, también ya se reporta en Ecuador. Se trata de una especie invasiva proveniente de Asia.

El dengue se combate con políticas conjuntas de los países

Los esfuerzos para controlar el dengue deben ser concertados y sostenidos. “No basta con acciones aisladas de un solo Gobierno, ya que el dengue no reconoce fronteras. Es necesario un enfoque colaborativo que involucre a Gobiernos, organizaciones internacionales, comunidades locales y el sector privado. Solo a través de una acción conjunta podemos esperar abordar eficazmente este desafío de salud pública”, explica Carrasco.

Sin embargo, hasta ahora se ha fallado en la implementación de medidas efectivas y sostenibles para controlar la proliferación de mosquitos y prevenir la transmisión del virus.

“La falta de recursos, la debilidad de los sistemas de salud y la falta de conciencia pública han contribuido a la persistencia del dengue en nuestras comunidades. Es imperativo que se asignen más recursos y se fortalezcan los sistemas de salud para hacer frente a esta crisis de salud pública”.

La persistencia de la transmisión del dengue depende principalmente de un aumento de la densidad de los mosquitos vectores en zonas donde está circulando el virus.

Los factores que provocan una alta densidad son el almacenamiento de agua por largos periodos en recipientes mal tapados o sin tapa, la presencia de basura que recoge agua lluvia, como llantas, envases plásticos desechados, latas, etc., la falta de mallas protectoras en ventanas y puertas que impidan el ingreso de los mosquitos en el interior de las casas y el no uso de mosquiteros durante las horas de descanso al dormir. (I)