Alí Lozada Prado, de 47 años, sucedió a Hernán Salgado Pesantes en la presidencia de la Corte Constitucional (CC) al producirse la primera renovación parcial. Su designación se dio por unanimidad en una plenaria del 10 de febrero pasado. “Sí, me sorprendió”, cuenta Lozada, quien llegó a este organismo en el concurso que realizó el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social de transición en el 2019. Su “escuela”, en la práctica del derecho, fue la extinta Comisión de Control Cívico de la Corrupción, de la que él resalta su composición con “personas probas” en donde primaba el “sentido de unidad con fines institucionales”. “Fue una escuela muy formativa. Ese proyecto quedó frustrado en el tiempo y lo remplazaron por el Consejo de Participación Ciudadana. Ahora sueño que el proyecto de Corte se consolide en el país”, revela. Lozada cuenta que cuando conoce un caso no lo hace con el “sombrero de progresista o conservador”, sino que busca resolver “cuál es la respuesta correcta, escucho a mis colegas, cambio de opinión las veces que sean necesarias y llego a un convencimiento”. Su reto como titular del máximo organismo de control constitucional, reconoce Lozada, es mantener la independencia de sus nueve miembros, porque si se quiebra “nadie la compondrá”.