Las lujosas mansiones, los vehículos y las jugosas cuentas bancarias que por años, incluso décadas, acumularon tres organizaciones delictivas que operan en el país pasaron en el último año a manos del Estado. Por decisión judicial, las propiedades de Wilder S., Lucio B. y Leandro N. se encuentran congeladas, mientras los procesos por lavado de activos contra estos narcotraficantes se sustentan en los juzgados de Guayaquil, Quito y Esmeraldas.

Conocidos por sus alias de Gato Farfán, Negro Lucio y El Patrón, los tres manejaban organizaciones dedicadas a la comercialización de cocaína, los tres con nexos a nivel internacional. Wilder S., considerado como el narcotraficante más importante de Ecuador y ligado al cartel de Sinaloa, se encuentra detenido en Colombia y espera su extradición; Lucio B., ligado al frente narcoparamilitar Oliver Sinisterra, también guarda prisión en Colombia; y Leandro N., a quien la Policía identificó como excabecilla de Los Ñetas y financista de los Chonekillers, Tiguerones y Lobos, fue asesinado en prisión en octubre de 2022.

Publicidad

La muerte o la prisión no ha impedido que, con amplios informes de la UAFE (Unidad de Análisis Financiero y Económico), la mayoría de sus bienes -en manos de familiares, amigos o testaferros- sean descubiertos por la justicia. Se estima que la cifra del lavado de activos de los tres cabecillas podría superar los $ 40 millones, según fuentes policiales. En el caso de Gato Farfán alcanza los $ 20 millones y en el de El Patrón llega a $ 15 millones, mientras que en el caso de Negro Lucio no consta establecida en los informes financieros, dentro del proceso judicial.

Los bienes de Leandro N. se incautaron en octubre de 2022 mientras que los de Wilder S. y Lucio B. en agosto y septiembre de este año. Los casos se encuentran para su juzgamiento y en audiencias preparatorias de juicio, respectivamente. La UAFE figura como acusadora particular en algunos de estos casos en los que la Fiscalía, en representación de los ecuatorianos, busca que los jueces dicten sentencias condenatorias con las cuales se logre sancionar el lavado de activos, y debilitar la economía de las organizaciones delictivas. Los tres cabecillas habían acumulado millonarias propiedades, terrenos, casas o departamentos incluso en zonas de alta plusvalía como la vía a Samborondón, también costosos vehículos como los modelo jeep rubicón valorado en $ 200.000.

Para descubrir estas propiedades, la UAFE sigue de cerca las operaciones financieras vinculadas a la delincuencia organizada, incluso mediante la coordinación con el Centro de Inteligencia Estratégica (CIE). “Hay casos donde funciona así, por cooperación, hay otros casos en los cuales es solamente inteligencia financiera, es decir, solamente la UAFE. Se trabaja recreando la famosa ruta del dinero. Cada caso es un mundo”, explicó Roberto Andrade, director de la UAFE, al adelantar que “todos los grupos delictivos organizados grandes que operan en el país, en todos ellos, hay reportes que permiten ir avanzando en un análisis y en distintas etapas”. (I)