“No había votos para la censura y la destitución. Pachakutik dijo que votaría en contra y eso le permitía al Gobierno seguir adelante. Pero el presidente Guillermo Lasso tomó la decisión de mandar la muerte cruzada porque no podíamos seguir siendo rehenes de la Asamblea Nacional, que lo mejor era sacrificar su mandato y poner su cargo a disposición del pueblo. Fue una decisión que tomó de forma personal, en soledad”.

Una fuente cercana al mandatario describe de esa forma el momento, en la madrugada del pasado 17 de mayo, en que Lasso resolvió aplicar la figura de la llamada muerte cruzada por la cual se disuelve el Parlamento y se dispone la convocatoria a elecciones generales anticipadas.

Pero sus reflexiones ya venían de hace muchos días atrás. Junto a su círculo cercano de colaboradores y representantes de la bancada oficialista, en varias reuniones en el Palacio de Carondelet se analizaron todos los escenarios políticos que confluían en la coyuntura: la conformación de las mayorías para la renovación de autoridades en la Asamblea, el juicio político por presunto peculado que se estaba sustanciando y un “plan macabro” que descubrieron en el camino, que era la intención de la oposición de “tomarse” las instituciones de control, empezando por la Fiscalía General del Estado.

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Cuenta la exlegisladora oficialista Natalie Arias que la idea del Gobierno era, primero, construir una mayoría que le permitiese alcanzar las dignidades del Consejo de Administración Legislativa (CAL), con el fin de bloquear a los sectores de oposición representados por Unión por la Esperanza (UNES) y el Partido Social Cristiano (PSC) que impulsaban la candidatura a la reelección de Virgilio Saquicela y generar apoyo a las iniciativas del régimen para los siguientes dos años.

Guillermo Lasso acudió a defenderse a la Asamblea Nacional al mediodía del pasado 16 de mayo. Foto de API Foto: API

Esto no se logró, pues llegaron a los 68 y necesitaban al menos 70. Pero de todos modos se siguió trabajando en el proceso de conseguir los apoyos para evitar que el mandatario fuera censurado y destituido.

Su conteo era a la inversa. No se fijaban en los legisladores que estaban a favor, sino en los que había en contra (necesitaba 47). De los últimos, el presidente ya tenía 52 seguros, ha comentado el exlegislador Fernando Villavicencio.

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Pero no se confió porque, según allegados, habían recibido información de la existencia de un “macabro plan” para tomarse los otros poderes del Estado.

Conocían, por ejemplo, que ya estaba listo el pedido de juicio político en contra de la fiscal Diana Salazar; la interpelante sería la legisladora de Unión por la Esperanza, Luisa González. Luego, el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), presidido por Alembert Vera, que había sido abogado del exmandatario Rafael Correa, designaría a su reemplazo.

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La mañana del 16 de mayo, Lasso siguió la transmisión de las exposiciones de sus interpelantes, Viviana Veloz (UNES) y Esteban Torres (PSC), desde Carondelet. Lo acompañaban sus ministros de Estado.

Y como lo había ofrecido al país, antes del mediodía se trasladó al Palacio Legislativo para ejercer su derecho a la defensa. Luego de su discurso, retornó al Palacio de Gobierno. Salió al balcón para saludar a simpatizantes que se instalaron en la Plaza Grande y continuó con sus sesiones de trabajo, entre ellas un encuentro con los jefes de las misiones diplomáticas acreditadas en el país.

AME9492. QUITO (ECUADOR), 16/05/2023.- Simpatizantes escuchan al presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, que habla desde el balcón del Palacio de Carondelet, hoy, luego de asistir a la Asamblea Nacional a intervenir durante un juicio político de censura en su contra, en Quito (Ecuador). Lasso ratificó este martes ante la Asamblea Nacional (Parlamento) que el juicio político de censura en su contra por presunto peculado (malversación) planteado por la oposición es "infundado". EFE/ José Jácome Foto: EFE

A eso de las 19:00 de ese mismo día se instaló la reunión en la que se tomó la decisión final. Según la legisladora Arias, él ya había resuelto aplicar la muerte cruzada, lo que estaba en discusión era el momento oportuno, que podía ser entre la madrugada del miércoles 17 y el viernes 19.

Todavía no se había fijado una fecha para la votación del juicio, pues estaba pendiente una segunda jornada de debates convocada para ese miércoles 17 desde las 09:30.

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Entonces armaron el “operativo sorpresa” para la madrugada de ese mismo 17, relatan personas del entorno de Lasso. En su despacho estaban su petit comité, integrado por el ministro de Gobierno, Henry Cucalón, y el secretario de la Administración Pública, Sebastián Corral; y unos pocos funcionarios de alto nivel, además del jefe de la bancada oficialista, Juan Fernando Flores. De cuando en cuando, el mandatario llamaba a excolaboradores, como Aparicio Caicedo y Fabián Pozo, para hacerles consultas puntuales.

Una vez pulido el decreto ejecutivo, Lasso grabó a las 02:00 del 17 de mayo la cadena nacional que se transmitió horas más tarde. Ahí lo acompañaron seis ministros de Estado.

Hasta entonces eran pocos los funcionarios que conocían del tema. Incluso el vicepresidente Alfredo Borrero se enteró pasada las 03:00 porque el presidente lo llamó.

A las 06:00 del 17 de mayo, el mandatario se comunicó personalmente con algunos de sus colaboradores para informarles sobre su decisión. Arias se enteró, en cambio, por una llamada de Flores.

Un par de horas antes, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional cercaron la Asamblea Nacional y cortaron la energía eléctrica.

Desde la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia se anunció que Lasso daría un mensaje a la nación a las 07:00.

Pero a las 06:45 ya estaba colgado en la plataforma web el Decreto Ejecutivo 741 sobre la muerte cruzada. También aparecía el Decreto Ejecutivo 742, referido a la reforma tributaria que se envió a la Corte Constitucional para su validación, pero minutos después lo bajaron. (I)