Alfredo Serrano, actual presidente nacional del Partido Social Cristiano (PSC), es el político que más ha participado en destituciones de presidentes de la República: en su faceta de legislador votó por la cesación de Abdalá Bucaram, en 1997; de Jamil Mahuad, en el 2000; y de Lucio Gutiérrez, en el 2005.

El Congreso Nacional declaró a Bucaram como incapaz mental con 44 votos; mientras que, en el caso de Mahuad y Gutiérrez, resolvió que habían abandonado el cargo con 87 y 60 votos, en su orden.

El PSC es justamente, por estos días, uno de los sectores de oposición que promueven el juicio político y la consiguiente destitución del cargo del presidente Guillermo Lasso, acusándolo de peculado en el manejo de contratos de transporte de combustible de la empresa pública Flopec. El proceso se halla en la etapa de presentación de pruebas de cargo y descargo.

Publicidad

Si bien ya no está dentro de la Asamblea Nacional como legislador y ya no consignará su voto en el pleno, Serrano es una de las caras más visibles de esta interpelación, en la que además participan el bloque correísta de Unión por la Esperanza (UNES), disidentes de Pachakutik y de la Izquierda Democática (ID) e independientes.

Pero al menos otros doce políticos que fueron legisladores votaron en el Congreso Nacional por sacar del cargo a al menos dos presidentes de la República.

EL UNIVERSO detectó estas coincidencias tras el análisis de las actas de las sesiones del Congreso Nacional en las que se votó por la salida de los mandatarios, las cuales fueron proporcionadas por la secretaría de la Asamblea Nacional por un pedido de información.

Publicidad

En ese grupo están los siguientes exlegisladores:

1. La socialcristiana Cynthia Viteri, actual alcaldesa de Guayaquil, que votó a favor de declarar el abandono del cargo de Mahuad y Gutiérrez. En el último caso, asumió la presidencia del Congreso Nacional y posesionó a Alfredo Palacio como primer mandatario.

Publicidad

Alfredo Palacio asumió como presidente cuando el Congreso –a cargo de Cynthia Viteri– destituyó a Lucio Gutiérrez.

2. Marcelo Dotti, exdiputado socialcristiano, votó en los casos de Mahuad y Gutiérrez. Se desafilió del partido en el 2006. Es analista político y radiodifusor.

3. Simón Bustamante fue diputado y dirigente del PSC en Manabí. Votó a favor de la salida de Bucaram y de Mahuad.

4. Álvaro Pérez, diputado del PSC por Pichincha y alcalde de Quito, apoyó la cesación del cargo de Bucaram y de Mahuad. Falleció en el 2016.

5. Carlos Saud Saud fue diputado y alcalde de Esmeraldas por el PSC. Votó por la salida de Bucaram y de Mahuad. Falleció en el 2014.

Publicidad

6. Ramiro Rivera fue diputado de la extinta Democracia Popular (DP). Fue él quien planteó la moción para declarar el abandono del cargo de Gutiérrez. También votó a favor de la salida de Mahuad. Actualmente es director de diario El Comercio.

7. Alexandra Vela también fue legisladora de la DP. Votó por declarar el abandono del cargo en los casos de Mahuad y Gutiérrez. Fue ministra de Gobierno de Guillermo Lasso entre el 2021 y el 2022; renunció porque ella le planteó al mandatario disolver la Asamblea Nacional usando la llamada “muerte cruzada”, algo que este no aceptó en ese momento.

Alexandra Vela fue diputada de la Democracia Popular y ministra del Gobierno de Guillermo Lasso. Foto Archivo Foto: Cortesía

8. José Cordero Acosta, también diputado de la DP. Fue presidente y vicepresidente del Congreso. Votó en los casos de Bucaram y Mahuad. Falleció en el 2017.

9. Carlos Vallejo fue diputado por la DP y luego por el desaparecido Partido Renovador Institucional Acción Nacional (Prian). También fue presidente del Congreso. Dio su voto a favor de la salida de Bucaram y de Gutiérrez.

Con Carlos Vallejo en su postulación por el Prian, en el 2002.

10. Miguel López fue diputado de Pachakutik. Votó a favor de declarar la incapacidad mental de Bucaram y por el abandono del cargo de Gutiérrez.

11. Carlos González, quien fue diputado de la Izquierda Democrática (ID) por Azuay, votó a favor de la salida de Mahuad y de Gutiérrez.

12. Marco Proaño Maya fue diputado del PRE y luego independiente. Votó por las salidas de Mahuad y de Gutiérrez.

De estos doce nombres, la mitad militó en el PSC. Cabe recordar, además, que las mociones para las destituciones de Bucaram y Mahuad salieron de legisladores de ese partido: Franklin Verduga y Jaime Nebot.

El analista político Simón Pachano señala que el hecho de que haya personajes políticos que votaron por sacar a un presidente dos o más veces es “anecdótico”. Lo relevante es determinar qué agrupaciones políticas usualmente han apoyado lo que muchos consideran como “golpes de Estado”.

Bajo ese criterio se puede señalar, principalmente, al PSC y a la Izquierda Democrática (ID), cuyos legisladores votaron en los tres casos; y el Movimiento Popular Democrático (MPD), ahora Unidad Popular, y Pachakutik, en dos de los tres: Bucaram y Mahuad; y Bucaram y Gutiérrez, respectivamente. En tanto, el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), ya extinto, era el gobernante en 1997, y aliado político de Gutiérrez en el 2005; por eso, no votó a favor de esos dos casos, pero sí en el de Mahuad.

Pachano explica lo que ocurrió con la DP, que votó por la salida de Bucaram y Gutiérrez, y también en la de Mahuad, pese a que era el partido de Gobierno. “Para la votación de Mahuad hubo una ruptura interna en la DP: a pocos días de que le den el golpe a Mahuad hubo una carta de Oswaldo Hurtado (expresidente y líder principal) diciéndole que sería conveniente que renuncie, pero Mahuad dijo que no la había leído. La DP prácticamente desapareció luego de la caída de Mahuad. En el Congreso que cesó a Gutiérrez, la DP prácticamente tuvo una mínima participación”, relata.

El analista señala que esto se debe, en parte, a que el PSC y la ID son agrupaciones que han “sobrevivido” a los momentos de convulsión, mientras que otras, como la DP o el PRE, ya desaparecieron; pero también a las agendas de oposición que estas han desarrollado en los Congresos y Asambleas, que incluso han irrespetado las normas constitucionales. Algo que se está repitiendo en estos días, pues considera que la interpelación a Lasso no tiene sustento.

Este Diario buscó una entrevista con Serrano para hablar de su participación en la destitución de los tres citados exmandatarios y la postura actual del PSC en el juicio político a Guillermo Lasso, pero no aceptó porque dijo que tiene COVID-19.

El exdiputado Ramiro Rivera, en tanto, pide que se analice su actuación en los contextos específicos. ”Fueron tres coyunturas diferentes. Bucaram consumió su popularidad en seis meses de degradación del ejercicio del poder; a Mahuad lo consume la crisis bancaria y el financiamiento de campaña por fuera de la organización política de un banquero, pese a que dejó como herencia la dolarización y la paz con Perú; y al coronel Gutiérrez lo consumió su miopía política al derrocar a la Corte Suprema de Justicia y traer de regreso al país a Bucaram. Los tres hechos fueron una tragedia para la democracia; porque, si la democracia frágil hace que un presidente con legitimidad de origen en el sufragio universal termine cediendo a los golpes de la calle, eso es tremendo”, indica.

Se le preguntó si, entonces, se arrepiente de haber contribuido con su voto a esas tragedias dos veces. Dice que no, porque esas resoluciones eran necesarias para asegurar la continuidad del régimen democrático.

“En el derrocamiento de Mahuad lo que existió fue un golpe de Estado tan al extremo que, destituido él, aparece un triunvirato donde estaban el coronel Gutiérrez, el presidente de la Corte Suprema (Carlos Solórzano) y el líder de la Conaie (Antonio Vargas). De tal manera que la única manera era aceptar una renuncia no presentada o declarar el abandono del cargo cuando él estaba aún en el Ecuador, para dar paso a la sucesión presidencial”, recuerda.

Respecto al juicio político de Lasso, Rivera señala que tiene poco o ningún sustento jurídico, y que la mayoría PSC-UNES, ya sea por resentimiento o por afán de impunidad, se empeña por botar al presidente. Sin embargo, opina que su “Gobierno está profundamente herido en su credibilidad y su legitimidad”. (I)