Durante 120 días los sectores público y privado dialogaron intensamente sobre aspectos tributarios y cómo mejorar la productividad, y llegaron a acuerdos. Paralelamente, el presidente Moreno anunció un referendo para eliminar la reelección indefinida.

La combinación de ambas cosas generó gran entusiasmo entre los privados. El gran temor es un regreso de Rafael Correa en 2021, el retorno a las políticas públicas causantes de la actual crisis, que se utilice la moneda electrónica para desdolarizar, y que nos encaminemos por el mismo sendero que Venezuela.

El escenario pasó a ser que una vez que el Sí en el referendo disipe el fantasma del retorno de Rafael Correa, el presidente Moreno pondría en marcha un programa económico coherente con lo acordado en el diálogo nacional. Los empresarios desempolvaron los proyectos de inversión que mantuvieron archivados durante la década pasada.

El primer desconcierto lo causó el proyecto urgente cínicamente denominado de reactivación y defensa de la dolarización. El proyecto es una continuación de la política correísta, de castigo al sector privado, eliminación de beneficios de reinversión, elevación de impuestos, retorno a una política de sustitución de importaciones a ultranza, y debilitamiento del sector financiero, obligándolo a compensar la liquidez que pierde la economía por el gasto público desmedido.

El proyecto solo recogió un punto de lo acordado en las mesas de diálogo: eliminar el dinero electrónico como potencial moneda paralela.

Cuando el presidente manifestó su inconformidad con algunos puntos (no especificados) de la ley, y removió a los dos principales asesores del correísmo que continuaban en su administración, las empresas quisieron creer que dichos funcionarios habían engañado al presidente, desestimando sus instrucciones y redactaron un proyecto a su antojo.

Esta interpretación tropezó con las declaraciones del ministro de Finanzas, que habría continuidad con las políticas correístas y que repudiaba la deuda con los exportadores por concepto de abono tributario y devolución de impuestos incorporados a las exportaciones.

El golpe de gracia lo propinó el secretario del presidente Moreno, Eduardo Mangas, con su explicación ante un selecto grupo de leales al Gobierno en noviembre 23, revelada por Focus. Que Moreno piensa seguir la misma política económica de Correa, excepto corregir ciertos errores. Eso explica la continuidad de funcionarios.

Que lo que cambia es el estilo, explica Mangas. “No vamos a ceder en nada pero tenemos que dialogar, que se sientan escuchados”. O sea el famoso consejo consultivo fue un engaño, tanto para el sector privado como para los funcionarios públicos no correístas que participaron de buena fe.

Hay quienes aún creen que lo que dijeron Mangas y De la Torre refleja lo que ellos anhelan, pero que el presidente Moreno va a emprender un nuevo rumbo económico que nos saque de la crisis.

La prueba de fuego será el veto parcial. Ni con el texto original, peor con el aprobado por la Asamblea, mejorará la política económica. El texto del veto parcial debe dar un giro de 180 grados respecto a las versiones anteriores. Será el definitivo. No hay los votos en la Asamblea para rechazarlo.

En los próximos días se conocerá lo que nos espera para los próximos 3 y 1/2 años. (O)