Un éxito la reciente visita del presidente Moreno a Washington. La semana pasada tuvieron lugar las sesiones de primavera del Fondo Monetario y el Banco Mundial. Asisten autoridades económicas de todos los países miembros del FMI, prácticamente todo el mundo, en sesiones para discutir las perspectivas de la economía mundial.

Los grandes bancos de inversión aprovechan la ocasión para organizar seminarios paralelos, a los que asisten grandes inversionistas, banqueros de todo el mundo, y en el que hablan expertos traídos por los bancos de inversión y también autoridades económicas de países que emiten bonos. Es la oportunidad de esas autoridades de causar buena impresión con sus financistas.

Recordemos que el año pasado, la ministra de Economía del Ecuador, que asistió a las sesiones de primavera, rechazó la invitación a participar en algún seminario paralelo. A pesar de que el Ecuador requería con urgencia que los bancos que organizan esos seminarios convenzan a los inversionistas (los asistentes a los seminarios) que compren bonos ecuatorianos. Acto seguido, los inversionistas requirieron una tasa de interés más alta (riesgo país) para comprar bonos ecuatorianos. Mayor costo de la deuda.

Poco después el presidente Moreno sustituyó a sus autoridades filocorreístas y las remplazó por otras pragmáticas. El cambio es drástico. Los ministros Martínez y Campana participaron activamente en reuniones con inversionistas financieros. La presencia del presidente con una agenda paralela le dio mayor perfil a la misión ecuatoriana. El presidente habló no de finanzas sino de sus programas sociales, y luego estuvo en la OEA.

El contraste entre la actitud de Ecuador en 2018 y 2019 no podría ser mayor. En sus informes a sus clientes, los bancos de inversión resaltan que el Ecuador es el mercado emergente que más ha mejorado en un año. Ayuda que el acuerdo con el FMI y el apoyo de multilaterales, USD 10 mil millones de créditos blandos comprometidos para los próximos tres años, eximen al Ecuador de la necesidad de emitir más bonos este año y el próximo (si es que se cumple con el plan económico). El riesgo país se encuentra en 526 puntos, 67 puntos menos que un año atrás.

Hoy, los países no suelen competir por control militar, sino por progreso económico. La diplomacia está al servicio del desarrollo del país. Ecuador ya no manda a sus embajadas especialistas en derecho territorial, sino en comercio exterior y promoción de inversiones. El presidente viaja a Washington para alentar el ingreso de capitales al Ecuador.

Paradójicamente, el gobierno anterior, en que llegó al poder una nueva generación, con preparación en buenas universidades de todo el mundo, adoptó una política externa de alineamiento con gobernantes que tenían en común el deseo de perennizarse en el poder: Chávez-Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua, los ayatolas en Irán, Erdogan en Turquía, Putin en Rusia. Se abandonó la diplomacia económica. La oposición al sistema de democracia representativa y economía y de gestión económica de acuerdo a las reglas de los organismos multilaterales le pasó factura al país.

La mejorada imagen es algo muy positivo, pero no basta para salir de la profunda crisis. Hay que cumplir con el plan trazado. Sobre todo, bajar los costos de producción. (O)