En el Ecuador en el 2018 se produjeron más accidentes de tránsito desde el 2015.
Hasta el mes de noviembre del año pasado en el Ecuador hubo 3.680 siniestros de tránsito. Un total de 1.950 fallecidos en las vías.
Lo más preocupante es que la mayoría de las causas pudieron ser evitadas por los conductores de vehículos. Dichos datos de la Agencia Nacional de Tránsito los dieron a conocer los medios de comunicación.
En el 2019, con mucha preocupación, vemos día a día que persisten los accidentes de tránsito en el país.
Las instituciones públicas, Agencia Nacional de Tránsito (ANT), Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), de Guayaquil, Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE), con todas sus acciones parecieran insuficientes, por las noticias, por los reportajes, de los accidentes en automotores. La mayoría son causados por las impericias y por la imprudencias de los conductores.
Las escuelas de conducción –por otra parte– son las formadoras de los profesionales del volante y de otros conductores y pareciera que nadan contra la corriente porque la formación que tienen, una formación integral que a lo largo de los cursos dan a conocer cómo mejorar las habilidades al volante, dominar y aplicar las leyes de tránsito vigentes, tanto en el ámbito local en Guayaquil como a nivel nacional, permiten también conocer de psicología, del medio ambiente, informática, primeros auxilios y hasta un poco más de la composición geográfica del país; no obstante, esta formación no se ve reflejada en la reducción de los escalofriantes accidentes (vehículos que chocan, ciudadanos son arrollados, etcétera).
¿Entonces de quién depende que reduzcan los accidentes de tránsito en el Ecuador?
La respuesta es contundente, ¡de cada uno de nosotros!
Es menester que los organismos de control y las escuelas de conducción desarrollen en conjunto campañas de educación vial dirigidas a la comunidad.
Solo creando conciencia en las personas podremos salvar vidas.(O)

Ernesto Emilio Varas Valdez,
ingeniero comercial, avenida Samborondón