Todo ser vivo, a diferencia del difunto, se expresa con signos: las plantas expresan vida con su verdor; las aves, con su canto. Los signos con los que se expresan y son identificados los animales irracionales son variados. La persona humana expresa su identidad, sus ideas y sus sentimientos, ante todo, con palabras. Las ideas tienen un origen, una consistencia y una permanencia mayores que los sentimientos. También el contenido de las ideas, aunque en menor grado, se desgasta.

Inspirándose en la organización política de la antigua Grecia, el Parlamento inglés originó el siguiente actual léxico político: los Whigs (laboristas) promotores de cambios (progresistas) se sentaban en el costado izquierdo del Parlamento. Los Tories (conservadores) defendían al rey, inicialmente al rey Jacobo de York, títulos, privilegios, se sentaban en el costado derecho del Parlamento. Los Whigs actualmente son los laboristas.

Hubo desde el inicio confusión en el contenido de las palabras progresista y conservador; pues no había un punto de referencia claro y aceptado por todos: progreso es caminar hacia adelante. ¿Adelante de qué?

Es necesario para entenderse, un punto de referencia relativamente permanente en el tiempo y aceptado por la generalidad de los miembros de la sociedad. La limitación de la persona para percibir y expresar con y desde un solo enfoque toda la realidad es una razón de ser de las ideologías.

Las ideologías son enfoques de una parte de la realidad, como si esta, expresada con énfasis en algunos valores, fuera toda la realidad. Los ideólogos ayudan al crecimiento de la sociedad, a condición de que reconozcan que su enfoque –por brillante que sea– no abarca toda la realidad. Las ideologías ignoran los valores ya existentes y el sendero recorrido. Los ideólogos tienen la pretensión de establecer nuevos valores y un nuevo rumbo. Los ideólogos son proclives a la intolerancia.

Subjetivismo. Una persona humana percibe un valor humano más que otro. Cae en un subjetivismo negativo cuando pretende presentar su percepción como la única.

Toda sociedad evoluciona; pues es organización de seres vivos, inteligentes y libres. Para ser fiel a la raíz de su identidad y finalidad, si es necesario, cambia expresiones, conservando su identidad y finalidad.

La sociedad revoluciona cuando abandona el sendero que ha recorrido, los valores que la han guiado y el punto al que aspira a llegar. La sociedad revolucionaria sabe o siente lo que no quiere; vislumbra como globalmente mejor lo que quiere. Tiene poco en cuenta el esfuerzo que deberá realizar en el nuevo camino que deberá recorrer.

Las palabras más desgastadas actualmente son: política –reducida por algunos a refugio para servirse–, progresista, conservador, socialista, revolucionario, izquierdista.

Algunos olvidan que “Obras son amores y no buenos discursos”. Se han desgastado los partidos políticos por la inconsistencia de sus postulados y programas, por cambios éticamente inexplicables, por su poca capacidad de unirse para robustecer programas de servicio similares. Se han desgastado algunos dirigentes políticos, por cambiar de partido, como de “camiseta”, por ambiciones.

La política debiera seguir siendo un servicio, que parte de la realidad social hacia un ideal. (O)