Nacemos para crecer y morir. Pero también el hombre posee otro gran y desconocido destino, nació para evolucionar.

La evolución no es un concepto científico darwinista para identificar el cambio evolutivo de especie inferior a superior.

La evolución tiene una connotación muy especial con respecto al despertar consciente del hombre, el mismo que lo lleva al despertar de la conciencia. Si acaso hoy ha experimentado un entendimiento distinto del mundo, como que algo se ajusta en su yo interior, es que la voz de su ser-consciencia esté pasando por un proceso de evolución.

El primer gran paso para ayudar a su consciencia a despertar en la evolución es conocer en qué nivel se encuentra. Existen tres estados o niveles de evolución espiritual: el primer nivel o nivel primario de conciencia está caracterizado por el sufrimiento por los acontecimientos del pasado, presente y por la angustia por el futuro.

La atención está enfocada en lo que hemos vivido o lo que vendrá y no logramos el vivir ahora; las opiniones de otros tienen importancia en nosotros influenciándonos.

En el segundo nivel, el objetivo es vencer el ego, que es el rector de nuestros deseos, apegos.

Es necesario enfrentarse a este ego para ir en búsqueda de lo que verdaderamente nos hace falta, la verdad de las cosas. “Buscad la verdad y la verdad os hará libres”, (Jesús de Nazaret).

En el tercer nivel adquirimos autocontrol y autonomía. Poco a poco desaparecen los temores, miedos, al rechazo, a la opinión de otros...

Comprendemos que todo en el mundo es transitorio, aceptamos vivir muy agradecidos por los frutos que Dios concede.(O)

Bernardo Avellán Vélez,

Portoviejo, Manabí