En medio de la crisis causada por el coronavirus, las escuelas y colegios de Latinoamérica se han visto obligadas a suspender clases, lo que implica un desafío muy importante para lograr que los niños y niñas no dejen de aprender. Es importante insistir en que esta emergencia educativa es una oportunidad para poder dar un salto real en los aprendizajes que requerimos para el siglo XXI. Para ello, un primer paso implica reconocer la brecha digital que tenemos.

A los pocos días de haberse decretado la cuarentena obligatoria en varios países, se hizo evidente que familias con mayores ingresos y mejores niveles en habilidades digitales podían ayudar con más facilidad a sus hijos en casa, mientras que aquellas con menos ingresos y educación corren el riesgo de quedarse atrás. Urge entonces intensificar el apoyo para que la educación en línea y a distancia, en cualquiera de sus plataformas, logre verdaderamente emparejar la cancha. De ahí que contar transversalmente con contenido digital de calidad, así como acceder a este de forma ordenada, seleccionada y sin restricciones, sea un paso que debemos acelerar.

El real potencial de la educación en ambientes digitales está en mejorar las interacciones, específicamente con el contenido de manera activa, aplicada a casos, etc., con mayor retroalimentación por parte de los profesores y trabajos compartidos entre estudiantes. Este tipo de educación además permite desarrollar la capacidad de atención, autogestión y el manejo de los tiempos. Más que replicar exactamente lo que pasa en las aulas y pretender hacer de la casa una escuela, lo que se necesita es flexibilidad para reconocer las diferencias en tiempos, capacidad de adaptación y nuevas experiencias de los estudiantes en entornos digitales.

En este análisis no podemos dejar de lado a los profesores, porque la tecnología no viene a reemplazarlos sino a fortalecerlos y a entregarles roles nuevos, con mayores desafíos. En ese sentido, el apoyo a este grupo es crucial, especialmente para que puedan contar con las herramientas y guías adecuadas. En plena crisis hemos visto cómo las redes sociales están siendo un lugar muy activo en donde se comparte información acerca de cómo reforzar los aprendizajes, cómo apoyar a los niños en casa, qué tipo de estrategias los profesores deben aportar, entre otras. El problema es que contar con recursos educativos que tengan la calidad, pertinencia y características necesarias, requiere de tiempo y conocimiento específico, lo que se traduce en una dificultad para los profesores. En esa línea y considerando los esfuerzos que se requieren, es que nace la campaña #AprendoEnCasa que apela a la colaboración radical, la solidaridad sin fronteras y a la innovación digital.

Actualmente ya se han involucrado 7 países y más de 20 organizaciones del mundo de la educación, la cultura y las ciencias principalmente, las mismas que aportan permanentemente con la selección de los mejores sitios web, herramientas didácticas, contenido educativo digital, entre otros, para facilitar la búsqueda y acceso de estos valiosos contenidos.

Ecuador ya se sumó a esta campaña y la invitación es a que los estudiantes, profesores y la familia en general se unan a #AprendoEnCasa y se incorporen a estas nuevas formas de interactuar, aprender y colaborar que hasta ahora eran vistas como una lejana y ajena “educación del futuro”. (O)