El 1 de mayo de 1886 en Chicago comenzó una huelga general con el objetivo de establecer una jornada laboral de 8 horas diarias. Este evento fue parte de una campaña nacional en los EE. UU. más amplia por mejores condiciones laborales, que en ese momento incluían jornadas de hasta 16 horas al día sin días libres. El 4 de mayo, una manifestación pacífica en Haymarket Square se convirtió en caos cuando alguien lanzó una bomba a la Policía, que estaba intentando dispersar a la multitud, y que respondió abriendo fuego. En el enfrentamiento resultaron muertos varios manifestantes. Estos hechos del siglo XIX originaron al Día del Trabajo que hoy conmemoramos.

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Más allá de desfiles y manifestaciones que demandan justicia laboral, es crucial plantearnos qué tipo de trabajo define y diferencia al ser humano en el mundo contemporáneo. Hoy podríamos reflexionar sobre el trabajo esencial del ser humano en nuestra era del conocimiento, la información, la innovación y la inteligencia artificial: el trabajo de pensar. El avance de la tecnología ha marcado un rumbo claro: lo que nos diferenciará de las máquinas es el trabajo de nuestros cerebros, el órgano más distintivo de nuestra especie, el que determinará nuestro rumbo en la vida. Son los procesos “cognitivos” como pensar, preguntar, planificar, aprender, conversar y decidir las herramientas con las que forjamos nuestro destino.

(...) utilizar este día para desarrollar iniciativas que sumen a empleados, empresarios y academia...

La claridad y rapidez del pensamiento, la capacidad de planificar con una visión estratégica, la habilidad para preguntar y comunicar, aprender de los errores, y la destreza para adquirir habilidades y conocimientos útiles son habilidades cognitivas esenciales en este siglo XXI. Sin embargo, nos enfrentamos a una encrucijada: ¿Las estamos desarrollando en la fuerza laboral? ¿Están nuestras empresas y el sistema educativo preparando a las personas para el tipo de trabajo que no solo se necesitará, sino que será determinante en el futuro? ¿Son los líderes laborales conscientes de este desafío? ¿Nuestra mentalidad esta abierta a estos cambios?

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Shane Parrish, fundador de Farnam Street (un blog y comunidad en línea que ayuda a las personas a desarrollar una mejor comprensión del mundo y tomar mejores decisiones) y autor del libro Pensar claro, propone lo que deberíamos valorar como trabajo y cómo ese trabajo puede y debe evolucionar. El cultivo de modelos mentales, el pensamiento crítico, el pensamiento fuera de la caja y holístico, y la resiliencia mental son clave. La mejor manera de ser más inteligente es aprender a pensar mejor, la mayoría de la gente no acepta el mundo tal como es y gasta mucha energía en lo que ‘debería ser’ en vez de entender la realidad aunque no guste y a partir de ello resolver, optar y dilucidar.

Feliz Día del Trabajo/ador

A partir de estas ideas sugeriría replantear la tradicional agenda del Primero de Mayo, reivindicativa y hasta confrontativa, enfocada a derechos y condiciones de trabajo, por una orientada a valorar, fomentar y recompensar la labor cognitiva y una nueva mentalidad; propondría a organizaciones sindicales y líderes laborales reinventarse y utilizar este día para desarrollar iniciativas que sumen a empleados, empresarios y academia en la vía de lo verdaderamente indispensable para el progreso económico. (O)