Los apagones que azotan a Ecuador han traído consecuencias significativas para la educación, afectando la seguridad, el ambiente de aprendizaje y el uso de tecnologías. Es necesario enfocarse en soluciones que minimicen estos impactos y mantengan la continuidad educativa en todos los niveles.

Ecuador en off

Uno de los principales problemas es la oscuridad y el calor en las aulas durante los cortes de energía. Las instituciones educativas deben buscar soluciones inmediatas para mejorar la ventilación natural y aprovechar la luz solar, especialmente en aquellas zonas donde los apagones son frecuentes. Implementar ventilación cruzada y reorganizar los horarios de clases para evitar las horas más calurosas podría ser un primer paso.

Además, los riesgos de seguridad al salir en la oscuridad son un desafío crítico, especialmente para los estudiantes que asisten en turnos vespertinos y nocturnos. Es importante que las autoridades locales mejoren la iluminación pública de alimentación solar y refuercen la presencia de seguridad en los alrededores de las instituciones durante estos momentos vulnerables. Además, se debe fomentar una estrecha coordinación con la comunidad, la policía y el cuerpo estudiantil para organizar traslados seguros.

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Caminante, no hay camino…

Ante la interrupción de las clases presenciales nocturnas, una solución viable es mejorar las plataformas de educación virtual. El fortalecimiento de la infraestructura digital, como el acceso a internet por satélite o la instalación de redes inalámbricas que no dependan exclusivamente de la red eléctrica, puede garantizar que los estudiantes continúen su formación en línea sin interrupciones. Además, la instalación de paneles solares en las instituciones permitiría mantener al menos los sistemas básicos en funcionamiento durante los apagones.

La educación superior, en particular, se enfrenta a un reto adicional en cuanto a la innovación tecnológica y el uso óptimo de recursos. Aquí se sugiere el uso de fuentes alternativas de energía renovable como paneles solares y pequeños generadores, para asegurar el funcionamiento de laboratorios y equipos tecnológicos. Estas soluciones no solo permitirían la continuidad de proyectos tecnológicos avanzados, sino que también disminuirían el impacto ambiental a largo plazo.

Apagones: verdadera causa

Finalmente, para paliar los altos costos de generadores eléctricos, el Gobierno y las instituciones deberían buscar subsidios o alianzas con el sector privado que permitan adquirir e instalar estos equipos en instituciones clave. Además, las instituciones pueden implementar planes de contingencia para optimizar el uso de los recursos existentes y garantizar la seguridad y continuidad de la enseñanza.

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Aunque los apagones han planteado serios desafíos para la educación en Ecuador, soluciones innovadoras como el uso de energías renovables, la mejora de la infraestructura digital y el reforzamiento de la seguridad y la iluminación pública pueden mitigar sus efectos. Con una adecuada planificación y cooperación es posible asegurar que la educación siga avanzando a pesar de la falta de electricidad. (O)

Carlos Manuel Massuh Villavicencio, magíster en gerencia educativa, Daule