¿Por qué para realizar un cuestionario de preguntas que el pueblo quiere saber las respuestas de boca del entrevistado o consultado tiene que existir un ruedo de circo romano o un cuadrilátero de boxeo y no un espacio de entrevista del periodismo?

No se necesita preguntar y responderse, interrumpir por todo, hablar como carretilla con voz y entonación de juez, o pareciera retar con la actitud de autoridad de papá o de madre que sienta en el banco al hijo, con el objeto de que miles de televidentes vean al cuco. No se necesita ir con látigo invisible. Un buen entrevistador (a) puede estar al frente de un presidente, un dictador, una estrella de cine, un delincuente, un político bueno, malo, mediano; un ángel o demonio...; en una postura segura, deja que responda no lo corta por todo ya que el público quiere oír; lleva la entrevista con sapiencia para sacar lo mejor y el público que haga sus conclusiones según lo que vio y escuchó. Quedan mal los que entrevistan y sus medios cuando se preocupan más por la primicia y lucirse ellos. Ejemplos de sapiencia: Alfonso Espinosa de los Monteros, Félix Narváez. (O)

Edwin U. Castillo, Quito