El caso del nuevo paso a desnivel que se planifica construir en Los Ceibos sobre la avenida del Bombero hay que abordarlo desde una óptica estrictamente técnica.

Nada por aquí

Una obra de esta dimensión debe declarar de forma explícita cuál va a ser el beneficio para los ciudadanos, en este caso en cuánto es el tiempo que va a mejorar el traslado de un ciudadano promedio cada día en ambos sentidos. Ese tiempo medido de forma integral, porque en términos de flujo no servirá para nada que los vehículos se salten el semáforo que está al ingreso de Ceibos si las dos mayores restricciones a ese flujo están a apenas 1 km a cada lado de esa solución vial: el Bim Bam Bum hacia Urdesa y el acceso a la vía a la costa frente a Interhospital. Aquí aplicaría que de nada sirve una corrida de caballo para una parada de burro.

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El tráfico actual en la zona en mención puede llegar a ser complicado, pero es muy variable dependiendo las horas, días o meses; además cambia de dirección la congestión, por ende, una solución vial tan lineal y fija lo que va a generar es un efecto muy similar al que ya ocurrió con el paso elevado frente al colegio Americano, que es un elefante blanco. En el caso de Ceibos, no se ha presentado de manera pública la simulación de tránsito después de inaugurado, solo se han presentado diseños sin flujo y lo que veríamos en una simulación será un carril derecho para los vehículos que convergen desde la vía a la costa, Interhospital, Riocentro, hospital IESS y vista San Eduardo, queriendo ingresar a Ceibos por debajo del puente y generando una enorme fila en ese carril, mientras el paso a desnivel solo lanzará más rápido a los carros hacia las dos restricciones ya mencionadas. (O)

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Ricardo Rodríguez, Guayaquil