Tanto la Corte Nacional de Justicia como la Corte Constitucional han insistido para que los jueces no dicten prisión preventiva, sino medidas cautelares. Asimismo, ciertos funcionarios del SNAI (Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores) justifican la corrupción en las cárceles del país, diciendo que es causada por hacinamiento por uso abusivo de la prisión preventiva de parte de jueces.

Esto también ha sido en parte justificativo para que ciertos jueces corruptos dicten medidas cautelares a gran cantidad de traficantes de drogas, criminales y a la alta delincuencia; todos, con gran poder económico, producto del dinero mal habido con el silencio cómplice de ciertas autoridades de la judicatura que han perdido el control de los jueces, siendo por supuesto las medidas cautelares, dadas contra leyes expresas. Estas medidas mal aplicadas han aumentado la delincuencia en el país, garantizando la impunidad, porque la mayoría de los delincuentes no llegan a juicio y no son sancionados, tal es así que muchos de estos capturados por la policía tienen más de dos procesos en los que se han aplicado medidas cautelares a la prisión preventiva. Esto también baja la moral de la policía que no tiene respuesta a su trabajo con el procesamiento debido a los apresados. Además, con este proceder de jueces, se están conculcando los derechos de los ciudadanos que quieren que se les haga justicia, pero que con este sistema judicial ya han perdido la esperanza de conseguirla.

Los jueces deben saber que el derecho es fundamentalmente un derecho social. Deben entender, jueces penales, que un medio para defender a los ciudadanos de la delincuencia organizada nacional e internacional, es el cumplimiento y la aplicación de las leyes penales con severidad; que no les debe preocupar si los procesados van o no van a hacinar las cárceles, porque eso es responsabilidad del Estado. Los jueces deben cumplir con la ley y defender el derecho de las víctimas y de los ciudadanos, y sobre todo, no tener preferencia por los delincuentes. (O)

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Gustavo Otto von Buchwald Becerra, doctor en Jurisprudencia, Guayaquil