Las tiendas de barrio han sido, por historia, el espacio donde se hallan productos de necesidad básica. A través de los años, estas tiendas han ido evolucionando de la mano de la tecnología, enfrentando varios desafíos, y hoy enfrentan uno muy poderoso, que menoscaba su supervivencia: el comercio ilícito.

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Desde 2013 nos organizamos a través de la Red Ecuatoriana de Tenderos (RET), para representar este gran universo de más de 120.000 negocios que existen en el país, que nutren a la economía nacional. Cerca del 75 % del abastecimiento de los hogares ecuatorianos fluye a través de estos establecimientos. De ahí la importancia de apoyar a estos negocios, es clave.

El contrabando hoy, en Ecuador, alcanza cifras históricas. El Senae, en 2022, incautó USD 76,2 millones en productos ilegales, como calzado, medicinas, cigarrillos, elementos electrónicos, frutas, cárnicos, licores, etc.

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El insumo de contrabando estrella es el cigarrillo. Acá la competencia es desigual. Mientras una cajetilla legal puede costar $ 6, la ilegal está en entre $ 1,90 y $ 2,50 con marcas asiáticas. En ese escenario, es imposible para un tendero sostener en percha el producto legal y de forma tangencial se podría alentar a que lo vendan.

Desde la RET damos capacitaciones para que nuestros afiliados reconozcan y no expendan estos productos ilícitos; sin embargo, esta tarea se torna cada vez más compleja, pues, de cada 10 cigarrillos que se venden, 8 no pagan impuestos. Y el consumidor, más allá de ver si es lícito o no, está viendo la forma de pagar menos, sin importar la procedencia.

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La preferencia por productos ilegales estaría basada en la diferencia de precios debido al alto costo de impuestos de los productos legales. Y en este marco, el peor escenario es para el tendero, ya que son ellos quienes se ven obligados a comercializar estos productos a demanda del bolsillo de los consumidores, pero ellos también están expuestos a sanciones. (O)

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Guido Varela, presidente de la RET, Guayaquil